REA TUVO UNA INFANCIA dura. Huérfana de madre y sin saber quién era su padre huyó de los servicios sociales americanos, terminó pérdida en un país cuyo idioma apenas sabía hablar, completamente sola. Hasta que formó su pequeña familia con tres chico...
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LA ADRENALINA de los momentos previos al juego eran vigorizantes. Las primeras veces me negué, era una sensación extraña pero había aprendido a comprender que era parte de mi, parte de esa sangre que corría en mi. Las energías de cada semidiós fluían hacia mi y me llenaban aún más.
Vi como Luke hablaba con Percy, estaba pendiente de los entrenamientos previos de mi equipo. Annabeth se había apropiado de Percy para su equipo, miré de reojo a la hija de Atenea, la conocía, yo le había criado y enseñado, sabía que tenía un plan. Ambas dirigíamos nuestros equipos, y cada año ganaba una.
Si había algo que divertía a Dionisio y a los dioses del juego de Captura de la Bandera éramos nosotras, un enfrentamiento constante que había pasado de padres a hijos, porque Atenea y Ares siempre se enfrentarían.
Dos caras de la misma moneda.
* * *
Los equipos nos habíamos dividido por el río, cada uno a un lado.
—El primer equipo que lleve la bandera del equipo contrario — baje para quedar en el centro de mi equipo junto a Clarisse, mi hermana me miró, asentimos—, se alzara con la victoria. Como siempre, prohibido mutilar y matar. Espero que respetéis dichas normas —sonreí de forma felina al ver a Percy mirar con desconcierto al resto del equipo azul—, cualquier objeto mágico en vuestro poder está permitido, los campistas que salgan ilesos deberán jugar. Podéis desarmar a los prisioneros, pero no atarlos ni amordazarlos. ¡Que comiencen los juegos!
Golpe el suelo con mi lanza y mi equipo rugió al aire. Me giré hacia ellos—¡Todo el mundo a su sitio, nos toca ganar este juego!—me acerque a Clarisse—, si quieres librarte del castigo necesito que me hagas un favor—me miró con decisión—, pon a Percy Jackson al límite, descarga todo lo que tengas contra él, necesito ver de que es capaz el nuevo.
Un brillo malicioso le cruzó los ojos, asintió y se adentró en el bosque.
* * *
Escuché el grito de Clarisse, golpeé al hijo de Hermes que se había atrevido a ir contra mi él solo y corrí hacia donde escuché a mi hermana pequeña, no dolor, sino rabia. Una rabia infantil a la que yo le había empujado por mis propios deseos.
Tenia, necesitaba más bien, ver quien era Percy Jackson.
Pero para ello tenía que sacrificar mi victoria, sabía de los planes de Annabeth y el porqué de su interés en Percy así que con los gritos de entusiasmo del equipo azul camine hacia la playa con paso tranquilo.
