REA TUVO UNA INFANCIA dura. Huérfana de madre y sin saber quién era su padre huyó de los servicios sociales americanos, terminó pérdida en un país cuyo idioma apenas sabía hablar, completamente sola. Hasta que formó su pequeña familia con tres chico...
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APRETÉ A ANNABETH ENTRE MIS BRAZOS—¡NO OS PARÉIS! —Luke y Thalia iban delante mía, con Grover a la cabeza—¡Corred, corred!
Los niños me miraban de vez en cuando para asegurarse de que siguiera con ellos pero yo solo les respondía rogándoles que siguieran corriendo. Annabeth no parecía estar asustada, se aferraba a mi cuello pero notaba en mi espalda como con una mano agarraba su daga con fuerza.
—¡Es ahí!—escuché a Grover gritar. Notaba el latido de mi corazón martilleándome los oídos, la lluvia lo dificultaba todo. Apreté a la niña contra mi, tenia dos únicos objetivos; correr y mantener a Annabeth a salvo.
Vi lo que supe que sería la entrada a un lugar seguro. Escuché el rugido del cíclope a menos distancia de la que me hubiera gustado—No te sueltes cielo, queda poco—le susurré a Annabeth —, estás siendo muy valiente.
—No tengo miedo.
—Yo tampoco—estaba mintiendo.
Estaba asustada.
Faltaba muy poco, unos pocos metros para que todos entrásemos en los límites del Campamento. Pero se arruinó, sentí la fuerza del viento con el movimiento del cíclope a punto de agarrarme, iba a soltar a Annabeth con Luke para darles tiempo pero fui demasiado lenta. Vi como Thalia les había echo darse la vuelta—¡Thalia!—Lule chillo.
Me quede paralizada, no me habia dado tiempo a ni siquiera empuñar mi espada cuando uno de los cíclopes golpeó a la hija de Zeus lanzándola contra el suelo. Escuché todo su cuerpo estrellarse—¡NO!—solté a Annabeth con Luke—si me pasa algo entráis.
Grover me miró angustiado—Per-
—¡Entráis y punto!
Agarre mi lanza y corrí hacia el cíclope, heri como pude sus piernas para derribarlo antes de que el primero me golpease lanzándome al suelo también, pero debí de tener suerte porque lo único que sentía era un fuerte aturdimiento, pero nada roto. Estaba mareada, escuchaba todo lejano, intenté moverme mientras palpaba el suelo mojado por la lluvia buscando mi lanza pero solo sentía la tierra y el barro, miré a mi derecha y me encontré los ojos azul eléctrico de Thalía mirándome, estaba asustada pero el verme a su lado debió de suponerle un alivio, extendí mi mano hacia ella para intentar darle la mano, pero no alcanzaba, estaba demasiado lejos.
Quería abrazarla, no se merecía morir sola. Era una niña, mi pobre niña...apenas tenía nueve años, no se merecía morir así. Le había prometido protegerla y llevarla a un lugar seguro, no pude cumplirlo —Thalia —notaba mi garganta seca acompañado de un sabor metálico de la sangre por el golpe.
Escuché un trueno, mucho más fuerte que uno normal, justo encima de nosotros.
Thalia me miró, no dijo nada pero de alguna forma me estaba perdonando. Me estaba diciendo que no era culpa mía.
