Se dice que los opuestos se atraen, no necesitaban de pruebas para comprobarlo porque es algo que todos saben.
Él era un espíritu libre, sabía ocultar sus preocupaciones y le importaba muy poco lo que pasaría con su vida, mientras ella era aplicada...
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Me levanté del suelo adolorida por los golpes y me observé en el espejo dándome cuenta que la cabeza me estaba sangrando además de la nariz y que tenía un pequeño moretón en la mejilla.
Me pasé la mano por la sien izquierda que era el lado que estaba sangrando y la aparté adolorida, me había rotó la cabeza con los golpes.
—Malyshka —Me giré hacia la puerta al oír a Boris y sentí el mundo darme vueltas porque estaba mareada—. ¿Estás bien?
—Puedes entrar —hablé cerrando los ojos con dolor, la cabeza me dolía demasiado.
Oí la puerta ser abierta y miré a Boris qué al ver mi rostro lleno de sangre se acerco a mí tomándome de las mejillas con cuidado haciéndome levantar la cabeza para mirarlo.
—¿Qué te pasó? Tienes la cabeza rota —habló pasando una mano por mi sangrante sien—. ¿Te golpeaste? ¿Qué pasó?
—Kotku, me golpeó contra la pared —respondí y sus ojos chocaron con los míos, se había puesto furioso y solo lo supe por el cambio tan abrupto de su mirada.
—Cholera, bądź wdzięczny, że jej nie zabiłem —maldijo molesto y después tomó algo de papel para limpiarme la sangre pero se lo impedí—. Sun-hee, déjame.
—Si me ven así la jodo —respondí y él me miró con confusión por la respuesta—. Mira, si el director o cualquier maestro ve que me rompió la cabeza va a tener problemas.
—Eres una manipuladora —Me besó durante algunos segundos—. Me encanta.
Me tomó de las manos y después me abrazo por la cintura para salir del baño en dirección a la enfermería, porque si la enfermera me veía así le diría al director.
Nos fue imposible no atraer las miradas debido al estado en el que me encontraba, porque sí se veía muy alarmante el hecho de que hubiera salido del baño con la cara llena de sangre y con Boris ayudándome.
Algunos susurraban a nuestro al rededor, que si acaso me había resbalado y me había golpeado la cabeza, otros decían que me había peleado y los que más me molestaba eran los que decían que Boris me había golpeado por haber tenido un ataque de celos.
Intercambié miradas con Kotku cuando nuestros ojos se encontraron, tenía una gran sonrisa de satisfacción por ver el estado en el que me había dejado, pero así como podía hacer que la expulsaran con palabras era capaz de dejarle una cicatriz en la cara.
Al llegar a la enfermería la enfermera casi se desmaya al verme llena de sangre porque las pocas veces que iba era por un dolor de cabeza.
—Siéntate —pidió y yo lo hice mirando a Boris qué se encargaba de observar hacia afuera—. ¿Qué pasó?
—Una compañera me golpeó en el baño, yo no le hice nada —respondí mientras ella detenía el sangrado con un trapo—. Me estrelló la cabeza contra la pared.
