16

104 8 4
                                    

Pasamos todo el día en el centro de Las Vegas pasándola bien y lo que más podía decir es que me consintieron demasiado, me compraban cualquier dulce que quisiera y por solo decir que olía bien al pasar frente a un restaurante me llevaron a almorza...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasamos todo el día en el centro de Las Vegas pasándola bien y lo que más podía decir es que me consintieron demasiado, me compraban cualquier dulce que quisiera y por solo decir que olía bien al pasar frente a un restaurante me llevaron a almorzar en él.

—Les juro que ya no me cabe más —aseguré dejando una parte del filete qué estaba comiendo recostandome en la mesa—. ¿Por qué me compraron tantos dulces?

—Porque es tu día malyshka —respondió Boris abrazándome de lado pegándome un poco a él así que lo miré—. ¿No quieres más?

—Ya no puedo comer más —aseguré soltando un suspiro y miré a mi primo que estaba de lo más encantado comiendo un postre de arándanos—. ¿Cómo no te llenas?

—Qué no te quepa la comida no es problema mío —respondió llevándose un trozo de pastel a la boca—. Por algo estás delgada.

—Tú también y comes como cerdo —defendí haciendo que me mirara y antes de que me hiciera algo Boris me abrazó dejándome recostada contra su pecho.

—Ya déjala —le pidió a mi primo—. Ella come bien.

Le sonreí a Boris subiendo una mano a su mejilla y él dejó un beso en mi frente para después ubicar una mano en mi abdomen.

Dos postres después que fueron devorados por mi primo ellos se dividieron la cuenta para pagar y luego salimos del restaurante para seguir caminando por las calles de Las Vegas.

Impedí que me compraran cosas innecesarias porque de verdad no las necesitaba y ellos accedían muy a regañadientes.

Decidimos volver a Canyon Shadows al atardecer ya que cada vez el centro de Las Vegas se llenaba más y más y no queríamos quedarnos hasta muy tarde afuera porque seríamos un blanco de robos.

Detuve mi andar al golpear con el pie una caja, pero el punto no fue ese, sino que estaba algo pesada. Acomodé mi cabello dirigiendo mi vista a la pequeña caja y abrí la boca de ternura al ver un gatito gris en ella.

—Oigan —los llamé ya que estaban más adelante que yo en lo que me acuclillaba acariciando al pequeño gatito, seguro lo podría cargar con una mano.

—¿Qué viste? —preguntó Sung-ho llegando a mi lado y lo miré un momento para después volverme a concentrar en el gatito gris oscuro—. No.

—Es un gatito —Hice un puchero mirándolo sintiendo la áspera lengua del gatito lamer mi mano—. Esta sólito, seguro lo abandonaron, me lo quiero quedar, por favor.

—Yang Sun-hee...

Jaki piękny kot Boris se arrodilló a mi lado comenzando a jugar con el gatito—. Quedémonos con el.

—¿Qué? —cuestionó Sung-ho a mí lado con los brazos cruzados—. Ni que estuviera loco, Yangsu.

—¿Nos lo quedamos malyshka? Asentí sonriendo y Boris besó mi mejilla para después tomar al gatito entre sus grandes manos.

Bittersweet Tragedy // Boris PavlikovskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora