Si el Mundo se Acaba Mañana - [YoonKook]

015: Montaña rusa de emociones

Yoongi

Nos quedamos dormidos.

El papá de Jungkook fue quien, en la madrugada revisó a las tortugas y antes de que saliera sol, muchas de ellas emprendieron camino al mar.

Tal vez no vimos el amanecer como queríamos, pero cómo sería nuestro último día en Ansan, esta vez nos iríamos a dormir con más comodidad, claro y al despertar veríamos el amanecer.

Al comienzo del día, la señora Jeon nos hizo una deliciosa sopa de algas como desayuno.

Con respecto a mi situación con el papá de Jungkook, le resultaba difícil verle a la cara sin pensar en todo, aún así, me mantuve firme. Eran tan amables conmigo que a veces sentía pena por lo que mi mamá había echo.

Mientras desayunábamos, el señor Jeon se fue antes para ir a trabajar. A lo que entendí, tenía su propias huertas de siembras. Al parecer, le encantaba la agricultura.

—El restaurante en las tardes está lleno, pueden venir como a las 3 o cuando sientan hambre.

—Pensé que invitarías a medio pueblo a comer como antes. —reprochó Jungkook.

—Tampoco seas así. —lo regañó la señora Jeon en tono de burla. —Les dejaré la tarde libre para que salgan.

—¿No vienes?. —cuestionó Jungkook.

—Sería muy sospechoso si me quedo a planearle algo a mi propio hijo por su cumpleaños. —Jungkook soltó una pequeña risa y sonreí.

—Esas son las mamás de verdad.

Reí por la expresión de la señora Jeon.

—Ya lo echaste a perder Jungkook. —dije.

—Claro, no debí preguntarle a mi mamá si tenía preparado en traerme a Coldplay a mi casa.

—Créeme que iba a hacerlo.

—¡Noo!. Mamá quédate en casa todo lo que quieras. —se levantó. —Te prometo que ya no te invitaré a ningún lugar el día de mi cumpleaños mientras me preparas algo.

—Ya váyanse de aquí. En la tarde vienen.

Nos dirigimos a nuestra habitación entre risas.

—Me cae muy bien tu mamá. —comenté. Mientras rebuscaba entre mi mochila lo que me pondría hoy.

—Siempre ha sido así. Ha tenido este tipo de humor con nosotros

Al cabo de unos minutos, nos alistamos, Jungkook me mencionó que ayer no habíamos recorrido ni el 10% de Ansan y que al menos podríamos seguir con nuestra expedición. Esta vez, no nos olvidamos del bloqueador solar, ya empezaba a odiarlo por una extraña razón.

Salí de su casa y me lo topé en la entrada. Ya había terminado primero que yo. Cosa que me extrañaba.

—¿Qué llevas en la mochila? —cuestioné, al verlo cargado de cosas. Y empezamos a caminar por la playa.

—No traje mucho, solo una cámara, una libreta y lápices, agua y unos dulces por si se nos baja la presión

—Vas a anotar a una ave extraña que se te aparezca.