16. Una revancha ganada.

4.6K 325 96
                                    

Francesca.

Sábado. El tan esperado fin de semana llegó junto con un temporal que no habíamos previsto.

Una llovizna cubre la gran ciudad de Buenos Aires, al igual que el intenso frío que se cuela por nuestros cuerpos.

Por más de que el clima no esté a nuestro favor no quisimos cancelar los planes y mucho menos después de que Sasha haya pedido estos dos días libres en su trabajo.

Este fin de semana no será como los otros para ninguna de las dos, el simple hecho de que estemos juntas estos dos días ya lo hace diferente.

Aún no puedo creer las cosas buenas que me están pasando desde que inicié con mi divorcio, era algo que no me esperaba.

Estar rodeada de personas que estuvieron acompañándome en estos meses sin ser juzgada por no decisión. Pero tampoco esperaba que a mi vida llegara una nueva persona y que me invadiera de felicidad y cariño, que me haría tan bien en poco tiempo.

Sasha me entregó mucho desde el momento que nos conocimos, mi confianza en ella fue creciendo cada vez más junto con estos sentimientos que ella me creando con el pasar del tiempo.

Ella no perdió ninguna de sus oportunidades para conquistarme y no lo hizo solo con palabras también con hechos.

Su corazón frágil y noble es lo que más me conquistó, de la misma manera que lo hizo con el simple hecho de que siempre se mostrara tal cual es sin tener que aparentar y que en cada momento compartido buscara hacerme sentirme segura y cómoda.

Estar con Sasha es igual a estar rodeada de amor, de plenitud, de ternura y dulzura. Es estar en una burbuja donde lo único que nos invade son nuestros sentimientos que se intensifican más y más.

Estoy completamente conquistada por la mujer que tengo a mi lado y no me da miedo decirlo sino que es lo contrario.

Estoy feliz con haber encontrado a la persona que quiero tener a mi lado por largos años.

Y ahora Sasha pertenece a mi vida como yo a la de ella.

— No sabía que tenés auto. Se me hace extraño verte conduciendo uno, estoy acostumbrada a verte en tu moto. — Menciono por sobre el sonido  de la música que ambienta el auto.

— Son pequeñas ventajas de ser la hija de un empresario, además no soy de presumir lo que tengo. — Su mirada no se despega del camino al hablar.

— ¿Segura que no sos de presumir? — Asiente ante mi pregunta. — Te recuerdo que en una cita me llevaste a tu garaje para presumirme tu colección de motos.

— No lo hice, simplemente te las mostré. — A pesar de tenerla de perfil hacia mi puedo notar ese pequeño hoyuelo que searca al sonreír.

— Estamos en problemas entonces, porque a mi si me gusta que me presuman.

— ¿Crees que yo no puedo hacerlo? Ahora que estas conmigo no me dan más que ganas de presumirte con cualquier persona, aunque sea desconocida. — Le creo, cada palabra que menciona se la creo.

— Podes hacerlo, como también podes hacer lo que quieras conmigo. — Nuestra relación ha avanzado muchísimo y ahora me encuentro dispuesta a todo con ella.

— Si es así te voy a poner a prueba este fin de semana.

— ¿En qué estás pensando? — Me interesa saber que es lo que se le cruza por la cabeza y más si tiene que ver conmigo.

— En hacer este fin de semana más divertido. — Dice al voltearse hacia mi por unos segundos.

— Teniendome a mi ya tenés asegurado que será divertido. — Dejo mi mano apoyada sobre su pierna para dejar caricias sobre su piel.

Tristeza de verano. | +18Où les histoires vivent. Découvrez maintenant