4. La llamada.

6.8K 438 124
                                    

Sasha.

Agotada.

Así es como me siento después de haber pasado semanas estudiando para un examen de finanzas. Días en los que estuve alejada del exterior, solamente saliendo para trabajar, pasando las horas preparando otras materias que también tengo que rendir.

Llegué a creer que la carrera "Administración de Empresas" se me facilitaría al tener algunos conocimientos sobre el tema pero no.

Llevo tres años en esta carrera incorporando nuevos conocimientos y explayando lo ya conocido, aprendiendo algo nuevo en cada clase para así, en un futuro cercano, ser la mano derecha de mi padre en la empresa.

Ese hombre se ha convertido en mi todo en esta vida. Desde que tengo uso de razón estuve rodeada por su compañía, velando por mi cada noche, mostrándome la mejor versión de él.

Desde que nací es el único que cuida de mi, aparte de mis abuelos, que no se aterrorizó cuando lo dejaron solo a mi cuidado a pesar de que el miedo haya formado parte de él por meses.

Asumió su papel con el miedo de equivocarse y no poder avanzar, de no ser lo que yo necesitaba, de fracasar como padre y hundirse en el dolor que por años lo persiguió.

Pero más allá de ese dolor, de ese sufrimiento que ella causó en él, pudo avanzar con su vida, conmigo. Ofreciéndome todo lo que tenía, mejorando con su paternidad cada vez más.

El tiempo nos demostró que no necesitábamos a nadie más, que siendo una familia de dos y con tenernos a nosotros nos bastaba, como lo sigue siendo a día de hoy.

A pesar de que el pasado siempre será doloroso, tanto para mi padre como para mi, más allá de que las razones de ese dolor sean diferentes es la misma persona la que lo causó. Y no, no podemos dejarlo en el pasado cuando forma parte de nuestras vidas y aprendimos a vivir con ellos.

Mi padre se encargó de darme una vida llena de recuerdos, felicidad, rodeada de personas que querían lo mejor para mi, disfrutando de mi infancia a su lado como lo sigo haciendo años después.

Él supo estar para mi en cada etapa, en cada proceso, ayudándome en cada crisis que atravesaba. Sin importar el lugar, la hora o la distancia él siempre estuvo y está.

Buscaba mantener un equilibrio con su trabajo para pasar tiempo de calidad conmigo, cancelaba reuniones para estar presente en los actos escolares en los que participaba. Incluso pasaba las noches haciéndome los disfraces sin importar lo candado que esté después de pasar horas encerrado en su oficina trabajando.

Y ahí estaba, aplaudiendo de pie al finalizar un acto, con una sonrisa decorando su rostro y esa mirada de orgullo que me transmitía todo tipo de emociones que no podía explicar.

El que esté estudiando administración de empresas en parte es por mi padre. Por más que me haya criado con la libertad de poder elegir lo que quiero para mi vida quise seguir sus pasos.

Ser parte de la empresa que tanto le ha costado crear sería una felicidad máxima para él y una experiencia única para mi. Los dos trabajando para un mismo objetivo y de la mano.

En gran parte siento que se lo debo por todos esos años donde me entregó todo, que siempre estuvo por más difícil que era. Siendo ese padre que me llenaba de alegría, que me regaló recuerdos únicos, adorables y inolvidables, que nuca permitió que me falte algo y que supo ocupar ese vacío que alguna vez sentí.

Ese hombre lo es todo en mi vida.

Sobre el tema del trabajo, por más de estar rodeada de lujos y dinero quise mantener la idea de ser independiente al cumplir la mayoría de edad. De poder cubrir mis gastos sin depender tanto de la economía de mi padre.

Tristeza de verano. | +18Место, где живут истории. Откройте их для себя