10. Las ganas ganaron.

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Francesca.

Nada de lo que podría pasar entre nosotras de ahora en adelante está descifrado. Pero esa noche, la noche de aquella cita en el patio de su casa tuve en claro que las dos buscábamos algo más.

Tal vez buscábamos más cercanía de la que nos estábamos permitiendo, dejarnos envolver por el calor que desprendían nuestros cuerpos que se mantenían unidos. Embriagandonos con la maravillosa vista que nos regalaba el cielo, abrazadas a la tranquilidad que albergaba en el lugar.

Sin querer ponerle fin a ese día, que después de tanto agobio, lágrimas y dolor sentía que todo a mi alrededor volvía a la normalidad, que ya no volvería estar encerrada en el sufrimiento de meses atrás que me consumió.

Desde que ella llegó a mi no a hecho más que traerme alegría, risas, tranquilidad, comodidad. Ayudándome a cerrar una herida que ya quedó en el pasado sin saberlo y yo sin darme cuenta.

A pesar de llevar poco en esto de conocernos ella ya es importante para mi, que por más que no la veo seguido como quisiera ocupa mis pensamientos todos los días. Que al despertar solo espero encontrarme con un mensaje suyo como todas las mañanas deseándome un lindo día.

Sasha atravesó mi corazón de una forma inigualable e inimaginable, como nadie lo a hecho. Como si ella supiera la manera de llegar a mi con facilidad, lograndolo en el primer intento.

Logrando que con una caricia me centre únicamente en ella y me olvide de todo. Que me provoca sensaciones extrañamente lindas, que me eriza la piel al estar bajo sus manos, bajo su calor.

Verla sonriéndome con sus hoyuelos marcados en sus mejillas y ese color rosado que resalta en ellas. Contagiandome de sus sonrisas, siguiéndole las locuras sin poder negarme a ella, a esa mirada verdosa que tiene el poder de hipnotizarme con ese iris que me puede.

El detalle que me hizo la otra noche, que se tomara el tiempo de cocinarme, de decorar un espacio de su casa para que disfrutemos de la cita. Siendo delicada con cada pequeña cosa y que lo haya hecho pensando en nosotras no me produjo más que adoración por ella. Nadie había sido detallista conmigo como lo fue Sasha.

Provocando en mi pecho un calor intenso al estar entre sus brazos, recibiendo sus caricias que me erizaban cada parte de mi piel, dejando que sienta todo lo que me podía transmitir con su cercanía.

Anhelaba su boca que buscaba la mía sin un mínimo de timidez, pudiendo sentir el calor de sus carnosos labios, la suavidad y humedad de estos que me tentaban más y más al pasar los segundos.

Ella había tomado la iniciativa de acercarse tomándome por sorpresa por más que haya previsto lo que hubiera podido pasar después de la carrera. Pero no imaginaba que me iba a dejar con las ganas, que tenía más resistencia de la que me demostraba, una resistencia que yo ya perdí.

Y ahora esta en la cocina de mi departamento, con un delantal cubriendo parte de su cuerpo para no mancharse la ropa mientras cocina para nosotras. Una escena que no puedo dejar de mirar, viéndola entretenida al cortar las verduras, con la música de fondo teniendo un ambiente más que agradable.

- Podrías darme algunas clases de cocina, que me alimento con cosas de fácil elaboración. - Nunca fui buena en la cocina y desde que me mudé suelo prepararme comida que no lleve mucho tiempo de preparación, pero que si sea saludable.

- Estoy de vacaciones, puedo enseñarte cuando quieras. - Me pasa una copa de vino tinto, regalándome una sonrisa al posar su mirada en mi.

- ¿Qué tenés planeado hacer en tus vacaciones? Aparte de enseñarme a cocinar, claro. - Tomo asiento a su lado, sin querer distraerla de lo que está haciendo.

Tristeza de verano. | +18Where stories live. Discover now