8. Una carrera, una apuesta.

8.2K 472 243
                                    

Sasha.

Mi vieja habitación es un total desorden al dejar cada prenda que me pruebo por cualquier lado. Buscando dentro de mi placar un atuendo adecuado para esta noche, que sea algo tranquilo y atractivo a la misma vez, que se acople a la cita de hoy.

Una cita que estoy preparando en la casa de mi padre, que se fue a un viaje de negocios, y Greta es la única compañía que tengo, que más de ayudarme se ríe de mi indecisión.

Para esta ocasión, nuestra tercera cita, no esperé tanto tiempo para invitarla como antes, tampoco quise esperar más.

En cada oportunidad que tuvimos para vernos las cosas entre nosotras terminaron fluyendo, la confianza que antes no existía está construyendo de a poco y si semanas atrás éramos dos desconocidas ahora puedo decir que la conozco mucho más a pesar de que no profundizamos en varios temas.

Ella permitió que conociera más de su vida, de su privacidad, sobre su familia y sobre cosas sencillas que le gustan. Con cada oración que pronunciaba no dejaba de llamarme la atención, era como si nada a mi alrededor existía y solo estaba ella contándome de sus cosas y riendo conmigo.

Me sentí tranquila, en paz, contenta después de haber salido de ese final y verla, que me haya ayudado a despejar la mente sin saberlo. Francesca tiene la facilidad de hablarme y que me olvide de todo por unas horas.

Esos acercamientos que tuvimos donde casi pierdo el aire y mi cuerpo se tenso al tener su boca a centímetros de la mía, con nuestras respiraciones chocando y su fragancia inundandome.

Un acercamiento del que yo fui la causante al coquetearle e intentar jugar con ella, pero me salió mal porque ella fue la que terminó jugando conmigo. Tendría que haberlo supuesto porque Francesca no pierde ninguna jugada, sea lo que sea.

Y yo no me pude quedar con las ganas de tener otro acercamiento, dejándome llevar por el impulso de querer provocarla una vez más. Pero al sentir sus labios rozando los míos, sintiendo su tibieza, suavidad me estaba tentando.

Tentandome a besarla, a probar el sabor de su boca y que esas ganas acumuladas disminuyan. De dejar ir lo que estábamos sintiendo en ese momento, de dejarnos llevar.

Pero no pude ir más allá por más de que las dos queríamos estuviéramos tentadas a hacerlo, queriendo que ese beso ocurriera en ese instante y por el cual nuestras bocas imploraban.

Creí que no era el momento adecuado para que pase algo más entre nosotras, que esas ansias por besarla tenían que esperar un poco más y a día de hoy lo sigo manteniendo.

No quiero acelerar las cosas por más de que el coqueteo y los acercamientos se nos fueron de las manos. Quiero que nos sigamos conociendo como lo venimos haciendo, tomando esos acercamientos con calma.

Conozco la situación por la que está pasando Francesca y un divorcio no es nada fácil de sobrellevar. Por más que no estoy muy informada sobre su caso, entiendo lo complicado que puede llegar a ser y el proceso que conlleva.

Y es por esta razón que no quiero que ella se sienta presionada o agobiada por mi o por alguna situación en particular. Quiero darle su tiempo, ir a su ritmo y que tenga la total seguridad conmigo, porque también se que salir con una mujer es algo nuevo para ella.

Y yo estoy dispuesta a darle su tiempo y lo que ella quiera conocer.

— El body y el corset te quedan mucho mejor. Cualquiera de los dos te combinan con el pantalón. — Dice Greta mirándome desde la cama, halagandome con cada prenda que me pruebo.

— ¿Segura? Siento que el body es mucho para una cita al aire libre. — Me veo en el espejo sin estar satisfecha con mi ropa. — Cerra los ojos, por favor. Me voy a probar el corset que es la última opción. — Ella pone los ojos en blanco, tomando una remera que estaba en la cama para ponerla sobre su rostro.

Tristeza de verano. | +18Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin