25

54 11 0
                                    

Las dulces, tiernas, nerviosas y cómplices risas de ambos se escuchan fuera de la habitación.

La cabeza de Jimin yace sobre el brazo izquierdo de Jeon, el cual, se encuentra hipnotizado por el bello y rojizo rostro del menor recién levantado.

—Confieso que he terminado de enamorarme de ti, bonito —dice el azabache, delineando con su dedo índice y pulgar el rostro de Park.

—¿Seguro? —lo cuestiona, nervioso el pelinegro.

—Segurísimo —responde Jeon, haciendo reír a Jimin.

—No, espera —le pide el menor, al sentir como el azabache empieza a hacerle cosquillas. —¡Jungkook! —alza su voz entre risas.
Mientras es atacado por los dedos de su novio. —Espe-espera —le pide Jimin. —Jungkook, detente —le súplica.

—Está bien, está bien. Dame un beso y no continuare —le propone el mayor.

El pelinegro asiente una y otra vez, luciendo su cabello alborotado y su rostro con un tono carmesí en sus mofletes. Park, alza sus manos y las coloca sobre el cuello de Jungkook, lentamente las asciende hasta posarlas sobre la mandíbula y mejillas del azabache.

Jeon suelta un largo y pesado suspiro, mientras siente como poco a poco los dedos de Jimin, palpan sus pómulos y el resto de su rostro.

—¿En qué piensas? —lo interroga el azabache, perdido en los ojos incoloros del menor.

—Espera un momento —dice Park, colocando sus manos una vez más sobre el rostro del mayor.

Lo toca de forma sutil y delicada, esboza una sonrisa y regresa sus manos a las mejillas de Jungkook.

—Pienso en que eres guapo —responde luego de un tiempo el pelinegro, dejando sin palabras a su novio.

Jimin, presiona un poco las mejillas de Jeon, y con un poco de fuerza acerca el rostro del mayor hacia el suyo.

Se dan unos cuantos besos sin doble sentido, mientras disfrutan de los toques delicados que se brindan él uno al otro, sonriendo entre besos y caricias, mientras escuchan el latido de sus corazones al mismo compás.

—Acomoda mi cabello —le pide Jimin a Jungkook.

—Te ves bien —dice el azabache, mientras bajan los escalones abrazados.

—Jungkook —lo reta el menor, presionando con sus dedos la piel del estómago del mayor.

—Ya voy —se queja Jeon.

—Buenos días, jóvenes —los saluda la sirvienta.

—Buenos días —responden ambos al unísono.

—¿Desayunaran? —pregunta amablemente la sirvienta, presenciando como Jungkook abraza a Jimin de forma protectora y cariñosa.

—Lo siento, pero le prometí a Taehyung que pasaría todo el día junto a él. Uno de nuestros planes es desayunar —habla el menor, mirando para el lado erróneo, mientras se deja abrazar y besar por el mayor. —¿Todo bien? —cuestiona el pelinegro a su novio, cuando no escucha alguna queja de su parte.

—Sí, todo bien. Sabes lo que pienso sobre tú amigo que está enamorado de ti.

Jeon se aleja un poco de Jimin, para poder tomar su chaqueta.

—Él respeta mi decisión, los amo a los dos, pero es un amor diferente —explica Park.

—Escucha y recuerda bien lo que estás diciendo, bonito —le pide Jungkook, mientras le ayuda a colocarle la chaqueta.

—Escucha y recuérdalo tú. El paranoico aquí eres tú no yo —agrega el pelinegro.

—Bueno, cualquiera actuaría como yo si tiene un novio tan bonito y se da cuenta que su mejor amigo está enamorado de él —añade Jeon.

—El auto está listo —informa uno de los choferes.

—Te amo, bonito, cuídate y por favor...

—Te amo, Jungkook —lo interrumpe el menor.

—Llámame cuando estés en casa.

Jimin, asiente.

—No hagas cosas malas, cariño —le pide el pelinegro, mientras caminan hacia la salida.

—Para nada, esas solo las hare contigo, bonito —susurra el azabache, sobre la comisura de la oreja de Park, mientras lo abraza sobre la espalda.

—Eres un pervertido —sonríe nervioso, Jimin.

—Eso es un sí —dice emocionado el mayor.

—Cállate y dame un beso. Voy tarde —le pide el menor, entre risas.

Jungkook, lo gira y junta sus labios, sus besos son lentos y poco a poco van en aumento, mientras sonríen entre cada beso.

—Es Taehyung —murmura Jimin, sobre los belfos del azabache.

—Un segundo más —le suplica el mayor, abrazándolo más fuerte.

—Jungkook, debo irme.

Park, posa sus manos sobre el rostro de su novio y eso hace que el mayor se detenga.

—Me encantan tus ojos —confiesa Jungkook, mirando con atención los incoloros ojos del menor.

—Lo sé, lo sé —dice Jimin, caminado al lado de Jeon.

—Quiero que veas algo.

Se detiene el azabache frente al auto, mira hacia a la izquierda enfocando con sus ojos el hermoso jardín trasero de su casa.

—No veo —susurra Jimin.

—Intentemos de nuevo —insiste Jungkook.

—No logro ver —vuelve a decir el menor, sosteniendo una de las manos del azabache.

—Pero...

—Dímelo tú, dime lo que quieres que vea —le pide el pelinegro.

Jeon niega, no entiende porque no puede lograr que su bonito novio observe a través de sus ojos, cuando él esta concentrado mirando el hermoso jardín.

—Oye, está bien, no todo el tiempo puedo ver lo que tú ves. Está bien —susurra Jimin, sosteniendo con fuerza la mano de Jungkook.

—Lo siento —se disculpa el mayor.

—Esta bien, me hace feliz saber que ahora ves cosas que antes no te importaban y pasabas por alto —añade Jimin.

El celular del menor suena nuevamente, Jimin sonríe y Jungkook suspira.

—Nos vemos mañana —se despide el menor.

—Recuerda llamarme cuando llegues a casa. Te amo —dice el azabache.

Jungkook, ayuda a Jimin a subir al auto, cierra la puerta y entra a su casa nuevamente hasta que el auto ha salido de su propiedad.

Cuando está en el interior de su casa, va directo a la oficina de su padre, toma las dos carpetas que su padre tanto deseaba obtener, las hojea un poco hasta dar con el registro médico que había visto el día anterior.

—Joven Jeon —escucha la voz de la sirvienta.

El pelinegro siente el fuerte latir de su corazón, y como su estómago se contrae, suspira y sale de la oficina de su padre con ambas carpetas en su mano derecha.

—Llama a mi madre, dile que me llame lo antes posible —le ordena el azabache.

—¿A dónde va? —lo cuestiona la sirvienta.

—A buscar respuestas sobre este expediente médico con mi nombre.

Through my eyesWhere stories live. Discover now