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Ha pasado una mes y medio, Taehyung ni siquiera se atreve a aparecer en la casa mientras Jimin se encuentra dentro.

Está luchando por lo que siente realmente por su mejor amigo, y tiene más que claro que no puede retroceder el tiempo.

Jimin y Jungkook empiezan a adaptarse a estar siempre él uno cerca del otro. Al principio se les dificultó adaptarse, pero ahora todo es distinto.

—En serio tuviste que escoger una clase a las seis de la mañana —se queja el pelinegro, mientras enrolla una bufanda alrededor de su cuello.

—No fue mi culpa —se defiende Jungkook, colocándose la chaqueta.

Sí, el mayor se había quedado nuevamente en la casa de su lindo novio, pero esta vez su padre quería cerciorarse de que no mentía, así que, lo fue a dejar por la noche a la casa de Park, asegurándose que no se marcharía a un antro o a buscar problemas.

—Jungkook, estoy casi seguro que existía otro horario —continúa quejándose, Jimin.

—Sí, sí existía otro horario, pero no coincidía con nuestros horarios, así que —deja un beso en la sien del pelinegro, y lo ayuda a ponerse de pie. —Irás a clases conmigo, todos los días —dice el azabache mientras ríe.

Llegan a la sala, Jeon le coloca una boina color negro a Jimin, está temprano hace frío y llueve un poco.

—Ahora si —Jeon toma la mano de Park.

—Tu bolsón —le recuerda el pelinegro.

—Está dentro de la camioneta —responde Jungkook.

El azabache le ayuda a su novio a subir a la camioneta, cierra la puerta y mientras él rodea su automóvil, Jimin se coloca el cinturón por sí solo.

El mayor arranca, conduce con cuidado mientras escucha cantar desafinado a su bonito novio.

El menor se siente nervioso además de observado, eso lo aterra, gracias a sus visiones puede tener una pequeña perspectiva de lo que es el salón en el que su pareja recibe clases.

Cuando la clase empieza se queda quieto escuchando sentado al lado de su novio, la clase transcurre y él solo escucha y en algunas ocasiones asiente.

La cátedra culmina y Jimin se pone de pie.

—No aguantaba más —dice moviendo sus piernas, mientras Jeon lo observa sonriendo.

—Está bien, nos iremos en unos momentos —cierra el zipper de su bolsón, y lo coloca sobre su hombro derecho. —Tu mano —le indica el azabache.

Jimin extiende su mano a la dirección errónea, Jeon niega mientras sonríe dulcemente, entrelaza su mano con la del pelinegro y avanzan hasta el escritorio de la docente.

—Jove Jeon —lo saluda la mujer arqueando sus cejas, con su mirada sobre Park.

—Maestra Kim, quiero presentarle a alguien.

Las mejillas de Jimin se ruborizan.

—Por supuesto —dice con voz agradable.

—Él es Park Jimin, el chico del que le hable —le recuerda Jeon.

—Un gusto, Jimin —la maestra extiende su mano.

—El gusto es mío —dice educadamente Park, estrechando su mano con la mujer. —Es muy linda —suelta el pelinegro.

—Yo...

—Es una pregunta, no una afirmación —ríe bajo, mientras se reprende internamente.

—Bueno, un poco, eso creo, y gracias —interviene la maestra. —Así que al parecer tu trabajo dio un buen fruto —se dirige la mujer a Jeon.

Through my eyesWhere stories live. Discover now