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Jungkook

La noche del viernes me costó mucho poder dormir, haber confesado lo que siento por Jimin, el chico ciego de la fundación simplemente fue repentino, debía hacerlo, no podía seguir reteniéndolo.

Las dos semanas que no nos vimos realmente me di cuenta que siento algo por él, algo real, algo que me hace querer conocerlo, querer estar para él, querer saber cómo se encuentra todo el tiempo. Es ahí cuando me di cuenta que me gusta y que posiblemente quiero algo en serio con él.

Luego cuando mi cabeza deja de pensar en lo lindo y tierno que Jimin es, y mi corazón palpite de forma rápida al recordar mis palabras y la forma en la que me le insinuaba siendo yo mismo, y él aceptándome, simplemente me hace querer seguir intentado hacer las cosas bien por él.

La mañana llega y con esta los toques incesantes de parte de la sirvienta. Me pongo de pie lo más rápido que puedo, camino hasta la puerta, sacudo mi cabello, abro y veo con mis ojos aún adormilados.

—Buen día joven Jungkook, le recuerdo que debe asistir a la fundación —me saluda, y luego me recuerda lo que debo hacer.

—Buenos días —suelto un sonoro suspiro. —Gracias por recordármelo —dejo la puerta abierta y camino hasta el estante donde están mis toallas, y luego me dirijo hacia el baño.

Me ducho mientras pienso en cómo puedo sorprender a Jimin, sonrío al intentar pensar en algo que no sea tan cliché. Pero es lo que me queda, debo hacer lo que los otros dos idiotas no hicieron.

Salgo de la habitación de baño, y me doy cuenta que mi cama está ordenada, la sirvienta ha hecho su trabajo mientras me duchaba, busco mi ropa y de forma ágil me cambio.

Seco mi cabello con la toalla, tomo mi bolsón, introduzco mi laptop con su respectivo cargador, luego tomo mi chaqueta y la guardo sobre mi laptop, cierro el bolsón, lo alzo y lo coloco sobre uno de mis hombros.

Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la cocina, veo a la cocinera preparar unos riquísimos wafles.

—Buen día joven —me saluda, mientras toma de la repisa un plato y coloca dos wafles sobre el plato. —Su padre tiene visita —me informa.

Dejo caer mi bolsón al suelo de la cocina, la veo y luego giro mi rostro intentando ver la sala, camino un poco hacia a la puerta y logro verlo en su mismo asiento, a su costado una chica rubia aparentemente de mí misma edad, o posiblemente menor que yo.

Sonrío y regreso a la mesa de la cocina, tomo asiento sobre un enorme banco y ella entiende que me quedaré a desayunar en la cocina.

—Buen provecho —deja el plato con los wafles frente a mí, toma un cubierto y lo coloca sobre los wafles.

—Gracias.

Agarro el cubierto y decido empezar a desayunar, mientras ella alista dos platos con wafles.

—Están listos, llévalos —le ordena a la sirvienta.

—¿Jugo, leche o café? —me cuestiona, mientras me observa masticar un pedazo de wafle.

—Que tal leche y café —alzo mis cejas.

Ella asiente y agrega la mitad de café y la mitad de leche a una taza, le agrega dos de azúcar y luego la coloca junto a mi plato.

—Está delicioso —digo luego de beber un poco.

—Aprovecharé a desayunar —dice tomando un wafle y un poco de jugo.
—¿Universidad o fundación? —me pregunta, cuando ha tomado asiento frente a mí.

—Fundación —articulo, para luego beber más leche con café.

—Suerte, chico —sonríe ladinamente.

Through my eyesWhere stories live. Discover now