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— Y con eso terminamos. Doy por terminada la reunión. Gracias por su tiempo.— Anuncio la mujer y los presentes agradecieron.

El grupo de seis hombres junto sus asistentes levantaron sus cosas y empezaron a salir de la sala. Mientras que la única mujer, fue a saludar a la que despidió la reunión.

— Gracias por venir Astrid, es un honor tenerte aquí.— Agradeció la mujer.

— No, el honor fue mío. Tienes todo el potencial y no sabes como amo ver a más mujeres dando un pasó más allá.— Apretó las manos.

— Gracias por tus palabras… Tienes ahora una nueva sesión por el proyecto ¿No es así?

— Sí, justo en un rato Hiccup viene a recojerme.

— Bueno, mucha suerte.

Las mujeres se despidieron y Astrid se dirigió a buscar su bolso y un poco de agua. Esa mañana había iniciado corriendo en reunión a reunión, pero le entretenía. Pero ahora, iría a hacer algo mucho más importante. Cuándo tuvo sus cosas listas, se dirigió por el pasillo y encontró a varios hombres de diferentes puestos agrupados, hablando y algunos tomando ya alchol. Se  abstuvo de rodar los ojos, pero cuando se disponía a irse, al fondo, al lado del ascensor se encontraba nada más y nada menos que:

Estoico Haddock. El padre de su novio falso.

Trató de darse la vuelta, pero como ya estaba en más de la mitad, le fue imposible que el hombre y los demás no la notarán.

— Señorita Hofferson.— La llamó desde la distancia y escuchó los pasos detrás de ella.

Nunca había sentido tanta ansiedad como en ese preciso momento. Tomó aire y se giró a dar su mejor cara.

— Señor Haddock. Buen día.— Asintió con la cabeza y sujeto su bolso.

— Vaya, es grato encontrarla por aquí. Había escuchado que estaba por aquí, pero necesitaba verla con mis propios ojos.

Astrid trató de morderse la lengua y obligarse a no irse corriendo. O mejor dicho, abstenerse a decirle algunas cosas a ese hombre.

— Bueno, para mi también es grato verlo. No se le acostumbra verlo por estas reuniones.

— Oh sí, la vida de un hombre de negocios es muy ajetreada. Siempre ando saliendo del país. Usted debe saber eso muy bien.— Sonrió con burla y ella forzó su sonrisa— Quería felicitarla por la entrega que le ha puesto a la proyecto de empresas, he oído cosas grandiosas de usted.

— ¿Oh enserio? Pues me alegró, más viniendo de usted. Hiccup y yo hemos trabajado mucho y cada uno ha puesto su granito de arena.— Se llevó las manos a la cintura.

Sintió un poco de satisfacción al ver el cambio de expresión del estoico hombre.

— Sí, pero usted es una mujer muy inteligente y que a sabido ganarse el puesto y los halagos.

— Lo sé. Pero no llegaría dónde estoy ahora en el proyecto si no fuera por Hiccup, él es un hombre realmente más inteligente y comprometido, tiene unas ideas fascinantes que nos han llevado hasta donde estamos hoy.

Se sentía tan bien decir esas palabras y además porque sabía que el resto de hombres malacarosos estaban escuchando la conversación.

— Señorita Hofferson, déjeme decirle que como padre de Hiccup, le recomiendo que cuide bien el siguente pasó. Su capacidad es más que suficiente y no sería bueno que retrocediera por culpa de un tropiezo.

Y eso sí que la hizo enojar.

— ¿Acaba de llamar a su hijo un tropiezo?— Abrió grande los ojos y se cruzó de brazos, cabe resaltar que alzó un poco más la voz— Pues déjeme decirle, señor Haddock. Que como novia de su hijo no soy ciega a la relación que usted tiene con él, pero sí soy sorda a los miles de comentarios estúpidos que hacen de él día con día, que solo lo hacen para quedar mal a un joven tan talentoso y inteligente, que usted se está perdiendo.

: PARADISE :Donde viven las historias. Descúbrelo ahora