Devuelvan a la villana

Sustos que dan gusto

Al bajar la escalera mecánica, llegamos a Arkham. Era de madrugada y todos los habitantes dormían por los que bajamos las maletas y mochilas en silencio.

Cuando nos acomodábamos, Walter y Wesley se acercaron para despedirse de nosotros.

-Fue agradable mientras duró. Solo quiero que sepan, que hacia años que no me sentía tan bien- sacando un bolígrafo extraño, distorsionó su rostro a tristeza

-Abuelo, lo que quiere decir mi hermano, es que ha pasado mucho desde la última vez que toda la familia estuvo reunida ya que siempre estamos trabajando-

-Fueron las primeras vacaciones en mucho tiempo. Ojalá se repita...algún día!- Helga se puso en medio para abrazarlos

-Lo sabía, lo bueno no dura. Quizás en el futuro...- Wen se cruzó de brazos

-Disculpen, ¿podrían juntarse aquí? Debemos decirles algo importante.- colocándose gafas de sol, los tres asintieron

-¿Eso es lo que creo que es? ¡Es un neuralizador!- gritando, Xander estaba sorprendido como todos

-Nos van a iluminar con esa luz y, borrarán nuestros recuerdos, ¿sobre qué exactamente?- bromeábamos

-Solo buscamos que la línea temporal no se bifurque y que sepan, que pase lo que pase, deben vivir como si nunca nos hubieran visto-

-¿Se van? Papá, diles que se queden!- Winnie se puso quejosa

-No, entiende que es imposible. Ellos también deben regresar a su hogar- además tenían razón, sus presencias alterarían el destino

Lagrimeando tras las gafas, Walter abrió el lápiz y desplegó un escudo sobre ellos como un paraguas.

-¡Adiós!- Arrojando una moneda, esta quedó suspendida en el aire para lanzar una especie de láser

Escaneándonos, el láser nos golpeó los ojos y la sensación de vacío me invadió. Todos estaban paralizados y al mirar al frente, olvidé que estaba haciendo.

-Hora de volver, el aturdimiento durará 30 segundos hasta que regresen a la normalidad- tomando la moneda, Helga la arrojó nuevamente

-Nos vemos pronto- ajustando su sombrero, Walter cruzó una barrera dimensional junto a Helga y Wesley para desvanecerse.

Segundos después, todos despertaron confundidos sin recordar ciertos eventos o siquiera como regresaron a Arkham.

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Fue en invierno que mi hermanito, Wade Keenan, nació. Se la pasaba durmiendo todo el día como un tronco pero una vez despertaba, mamá debía darle pecho en dos rondas para que no pusiera cara de amargado.