Amor Eterno ♬♪

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-Wow! Cuando nuestro papá se quitó la barba, no lo reconocimos y nos largamos a llorar. Tus hijas actúan muy normal? Cómo le haces?- el tío Kira veía a mi papá llevando a las gemelas en el carrito

-Ellas se guían por el olfato como su madre por lo que me reconocerían sin dudar. Cierto mi amor?- contestaba con un tono serio y mi mamá asentía

Luego de cinco minutos de caminar, llegamos a un hogar para ancianos de tres plantas que ocupaba toda una manzana pues atrás, había un hospital escuela y una iglesia de San Martin de Porres

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Luego de cinco minutos de caminar, llegamos a un hogar para ancianos de tres plantas que ocupaba toda una manzana pues atrás, había un hospital escuela y una iglesia de San Martin de Porres. El predio tenía un amplio jardín donde los ancianos se sentaban o caminaban bajo el cuidado de hermanas de la caridad y enfermeros.

En la recepción, la señorita nos indicó como llegar con la abuela. Se alegró saber que tenía parientes que vinieran a visitarla pues andaba mal de salud y por su senilidad, siempre preguntaba por su hermana y su hijo que habían fallecido hace mucho.

-Las dejaron aquí hace 12 años porque no tenían como cuidarlas. Lastimosamente, la señora Azucena falleció al poco tiempo dejando sola a doña Lupe. Desde ahí, su salud decayó hasta que el alzheimer la atacó. Que suerte que aún tenga parientes que se acuerden de ella!- La hermana Paulina fue amable en llevarnos

Al entrar en la habitación, había muchas camas con abuelos enfermos que apenas podían moverse pero al darnos cuenta, mi papá se había quedado parado afuera. Temía entrar y tuvimos que meterlo casi arrastrando con August y Lara.

Estaba temblando y la hermana supuso que podría haberse impresionado por los enfermos al ver su comportamiento evasivo. Al señalarnos la cama, la hermana se acercó a la abuela para avisarle que tenía visitas. Su mesa de noche estaba repleta de estampas de santos, rosarios mezclados con algunos juguetes que le trajeron los médicos residentes y una pequeña radio.

-Doña Lupe, hoy sus parientes vinieron a verla. Déjeme le acomodo para que que los salude- levantándola un poco, la sentó en la cama

Mi papá era fuerte y capaz de cualquier cosa si nos lastimaban pero ahora, frente a la cama de la abuela, sólo era la criatura más temerosa del mundo

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Mi papá era fuerte y capaz de cualquier cosa si nos lastimaban pero ahora, frente a la cama de la abuela, sólo era la criatura más temerosa del mundo. Cerrando sus puños, estaba a punto de llorar al verla muy decrépita y enferma. Nadie pensó que llegaría a los 96 años en esa condición por las historias que escuchábamos de ella.

Devuelvan a la villana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora