Devuelvan a la villana

3 Doritos después...

Hacer uso del área de torturas era gratificante, tanto que facilitaba el manejar a estas basuras infrahumanas.
Roberth permanecía atado al techo de sus muñecas para que le aplicara un merecido castigo.

-Escoria repugnante, esto aún no ha terminado- con una cuchilla al rojo le amputé un brazo

-Arggghhh!- gritaba desesperado entre lágrimas, sangre y mocos

Ya no podía mantenerse cuerdo luego de los latigazos que le desgarraron la espalda y después de haberlo castrado pero no pensaba detenerme. Tenía tanta cólera después de lo que Lara nos contó entre el llanto que quería hacer sufrir a este bastardo hasta el hartazgo.

-Vamos, cuéntame que era lo que querías hacerle a mi niña cuando todos se fueran a dormir...responde!- mis manos estaban manchadas de sangre

Pensaba devolverles todo lo que les hicieron pasar a August y Lara.

Los Quill aprovecharon mi ausencia para cometer atrocidades contra un par de niños ingenuos, como encerrarlos para matarlos de hambre hasta desnutrirlos o golpearlos sin descanso si no trabajaban como esclavos.

De haber sabido que las reprimendas aplicadas contra ellos iban más allá de cualquier castigo que pasé con esos chiflados, no lo hubiese permitido.

Jamás fui un hombre violento y si peleaba lo hacía para sobrevivir sin matar a nadie en el trayecto, pero hoy, rompieron mi paciencia cuando esté hijo de perra intentó abusar de una niña pequeña para usarla como juguete y sus padres era más que seguro que lo permitirían.

Este malnacido solo escupía sangre y cada tanto le daba puñetazos en la cara hasta romperle los dientes por la bronca que tenía. Ya que Eve me dijo que se encargaría de la parejita Quill, yo continúe con mi labor de carnicero hasta amputarle sus extremidades y que no pudiera moverse.

Cuando limpiaba mi cuchilla, convulsionó hasta que sus ojos se volvieron blancos por el impacto de ser torturado.

-Ya te moriste...patético- tomé mi katana al rojo vivo del brasero y lo decapite