Capítulo 14, de trabajo de exterminio en la mina

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Habían pasado dos días desde la destrucción del Kauser-Hummel. Mian Hua y Frida habían acampado fuera de la cripta para recuperarse de su primera incursión.

El primer día no hablaron mucho. El oso tenía semejante jaqueca que sentía como si un afilado ladrillo estuviera embutido en su calavera y no dejara de vibrar. Frida apenas podía moverse debido a las agujetas. El segundo día, mucho mejor, tuvieron ocasión de hablar con tranquilidad. La mujer se rio a carcajadas con el relato de Mian Hua sobre como había invocado a Togel por primera vez con ayuda de Denise y la imitación que hizo de su grito frustrado cuando lo reconoció. Había aceptado servidumbre a cambio de llevar sus restos a descansar a su ciudad natal.

A la mañana siguiente regresaron a la tumba. Frida se encargó de las estatuas, Mian Hua de las larvas. El panda parecía muy pensativo. De hecho, su mente no había parado de trabajar, incluso cuando todavía estaba con la cabeza dolorida. Por mucho que lo había intentado, no había vuelto a encontrar esa... impureza en las corrientes de maná. La única conclusión a la que podía llegar era que "eso" era el caos, pero ya fuera por la destrucción del sumidero o porque no se encontraba en el estado mental apropiado, no había logrado tocarlo otra vez.

—Hay algo que no entiendo —habló por fin.

—¿Qué es? —preguntó Frida antes de girar una esquina con cautela. Nada, el pasillo estaba desierto.

—¿A qué viene tanto secretismo sobre la magia del caos? Toda esta experiencia ha sido peligrosa, sí, pero sigo sin ver qué la hace tan especial.

—Pues tiene a los dirigentes del mundo bastante asustados porque ha causado... digamos un punto de inflexión. Una época de cambios e incertidumbre provocado por la Bruja del Caos. Tienen miedo de que la cosa pueda empeorar todavía más.

—No te sigo.

—¿Por qué hablan los animales, Mian Hua?

Se lo soltó de repente. El panda se quedó con el morro abierto.

—Oh...¡oh! —fueron los sonidos que emitió, sin saber qué preguntar primero.

—No te has dado cuenta, pero los humanos más poderosos están muy preocupados debido a vosotros y quieren evitar, por todos los medios, daros ideas. ¿Sabes cuanto tiempo necesitamos para hablar con claridad? ¿Para llegar a la adultez? ¿Para ser autónomos? Lo único que nos daba ventaja sobre vosotros, la inteligencia, ahora también está en vuestras manos y la desarrolláis con muchísima más facilidad.

—Vale, vale, eso tiene más sentido. Espera —reparó—. ¿Quién es la Bruja del Caos?

—La responsable de que estemos manteniendo esta conversación.

Paró de pronto al notar como el suelo cedía a sus pies. El enlosado estaba arruinado, surcado por roturas que lo dividían en fragmentos sueltos. Las grietas subían por una pared cercana y llegaban hasta el techo. Notaron que no había restos de larvas, por lo que no había sido resultado de una escaramuza con las estatuas. Tampoco habían marcas de armas.

—¿El brote provocó un movimiento de tierra? —especuló el panda, acordándose de lo deformada que estaba la piedra de la cámara del sumidero.

Frida tocó la pared quebrada. Luego la golpeó con la palma abierta y escuchó.

—Es gruesa, pero noto hueco detrás. Prepárate, podría haber algo esperando dentro.

Sacó el estilete. Tanteó las piedra para luego asestarle tres estocadas. Mian Hua vio como una fisura limpia y recta dibujaba un rectángulo en la maltratada pared. Frida se apartó y a su señal concentró aire a alta presión frente a él y lo usó para empujar la improvisada puerta. Se desencajó de su marco, voló y se perdió en la oscuridad. Le tomó varios segundos devolverles el ruido del impacto. El eco fue muy fuerte.

AbrojoWhere stories live. Discover now