El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock.
Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que demostrar que se merece ese asiento en Mercedes, pero un neerlandés no se lo hará tan fácil.
Camill...
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30/abril/2023
CAM'S POV:
Sentí la cabeza punzar fuertemente, aún me encontraba mareada y todo mi cuerpo seguía adormilado.
Solo a alguien estupido como yo se le ocurre beber una noche antes de carrera.
Trato de abrir los ojos, pero el dolor es tan punzante que no puedo hacerlo. Me concentré en tratar de respirar pausadamente, después de unos segundos, al fin pude observar alrededor mío.
Por la ventana apenas y entraban los primeros rayos de luz, las cortinas eran totalmente diferentes, incluso el posicionamiento de la cama era desigual a lo que recordaba.
Fue ahí cuando me di cuenta, que esta no es mi habitación de hotel. Me levanté de golpe, tanto que sentí que me iba de lado en la cama.
Todo era un recuerdo borroso, así que traté de enumerar las cosas que sí recordaba.
"Llegamos al restaurante" "Tomé una botella de champaña yo sola" "Llamé a alguien para que viniera a recogerme"
¿Fue Charles? ¿Fue Carlos? ¿Fue Daniel?
Cuando escuché la puerta del cuarto de baño abrirse y vi a Max salir con una toalla alrededor de la cintura, fue cuando caí en cuenta de lo que había hecho.
—Buenos días, schatje.
Tardé lo que parecieron segundos eternos en quitar mi vista de su pecho desnudo.
¿Había pasado algo? ¿Cómo llegamos aquí? ¿Alguien nos vio? ¿Dije algo fuera de lugar?
Mi cabeza seguía dando vueltas, y la cantidad de preguntas que se habían acumulado con el paso de los segundos solo hacían que incrementara el mareo.
—Buenos días— fue lo más coherente que se me ocurrió responder.
Max sonrío levemente, caminó hacia la maleta que tenía al lado mío, tomando lo necesario para cambiarse.
—Ordené el desayuno, espero no te moleste quedarte unos minutos más.
Negué con la cabeza, estaba comenzando a sentirme apenada, toda esta situación me pone nerviosa.
—¿Puedo usar tu baño?
—Adelante.
Camino hacia el baño con cuidado de no caerme. Así podía darle privacidad para cambiarse y yo podía lavarme el rostro y tratar de calmar el mareo.
Al verme en el espejo me di cuenta que traía todo el rímel corrido, aún tenía un poco de labial en los labios y mejillas, mi cabello estaba tan revuelto que parecía me había involucrado en una pelea.
Me di un golpe mental, ¿Quién me había mandado a tomarme esa botella? Nadie absolutamente nadie, el problema fue mío y de nadie más.
