Bad Medicine

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Emma

-Teniente Harelik, que alegría ver que se está recuperando bien -me felicita uno de los soldados y yo agradezco con una sonrisa.

Hoy por fin vuelvo a la central, James y Nick me llevaron a una revisión ésta mañana después de nuestra charla, el doctor dijo que todo estaba en orden y que podía volver al trabajo, obviamente estoy contenta por eso, aun que solo sea trabajo de escritorio está bien para mi, así por fin saldré de ese departamento.

Los que no están tan felices por mi regreso laboral son 6 hombres, los McClane-Clarke y mi padre, a quién tuve que convencer de que no me movería mucho del escritorio para que me dejara trabajar, su drama se basa en que mucho movimiento podría ser perjudicial para la herida.

Si supiera cuanto movimiento tuve anoche...

Sacudo la cabeza evitando pensar en eso, llego a mi escritorio y después de saludar a todos me instalo en la computadora para empezar con el montón de trabajo que seguro tengo acumulado.

Pero me sorprendo al no encontrar pendientes, ni papeleo, ni reportes, no hay nada, frunzo en ceño confundida.

Normalmente cuando un soldado se ausenta varios días; a su regreso hay un montón de trabajo, así que claramente ésto es de extrañar.

Me pongo de pie y me dirijo a la oficina de mi capitán. Al llegar, veo a Eric concentrado en papeleo y el computador; toco la puerta y sus hermosos ojos azul zafiro se concentran en mí.

-Buen día, mi capitán -lo saludo debidamente.

-Teniente, adelante, cierre la puerta por favor.

Asiento y hago lo que me pide, camino hasta estar frente a su escritorio y noto como recorre mi cuerpo con los ojos mientras apoya la espalda en el respaldo de la silla. Aunque prefiera no hacerlo, siempre me pongo nerviosa ante la mirada de estos hombres.

-¿En qué puedo ayudarte, Emma?

La forma en la que me mira mientras empuña un bolígrafo cerca de su boca hace que mi mente se quede en blanco por unos segundos.

-Yo... am... -concéntrate maldición- Bueno... yo, acabo de regresar de algunos dias ausente, lo cuál ya sabes.

Tonta

Él sonríe divertido y yo quiero golpearme en la cara.

-Lo que quiero saber es, que se supone que debería estar enterrada en un montón de pendientes, pero no hay nada en mí escritorio ni en mi computadora.

Termino de hablar y él me mira fijamente, baja el brazo y ladea la cabeza.

-Yo asigné a otros soldados para hacer tu papeleo y demás -dice con toda la tranquilidad del mundo y yo lo miro incrédula.

Sé que es mi Capitán y que está prohibido que yo le rompa una silla en la espalda, pero ¿quién se cree?, no estoy invalida, soy muy capaz de hundirme en trabajo después de una herida como la que tuve en batalla, es lo que a cualquier soldado le toca hacer en una situación como la mía.

-¿Qué? -inquiero molesta- ¿Por qué hiciste eso?

-Tú padre y nosotros pensamos que es lo mejor, aun deberías estar descansando -me mira como si lo que dijera fuera lo más obvio del mundo y eso me enoja más.

-¿Cuándo regresé a cumplir 5 años que no me dí cuenta? -aparto los ojos al techo, estoy molesta y trato de respirar para mantener la calma.

-Emma... -intenta decir, pero lo interrumpo.

-Me ofende que ustedes seis crean que no puedo ser capaz de hacer mi trabajo como lo haría cualquier soldado -lo miro seriamente- odio que me traten como una inútil y que hagan éste tipo de cosas sin siquiera consultarme...

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