Capítulo 13

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Uɴᴀ ʙᴜᴇɴᴀ ғᴏʀᴍᴀ ᴅᴇ ᴍᴏʀɪʀ

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El camino se me hizo casi eterno a pesar de que pisé el acelerador con fuerza al punto de que casi estropeo mi propio auto, pero cuando finalmente llegamos no nos bajamos de inmediato. Miré a Leah con atención, quien ya me miraba de vuelta.

—Tus ojos ojos son negros ahora... —comentó burlona.

—Leah... —advertí con un tono de voz inusualmente bajo que nisiquiera sabía que poseía, el deseo se estaba deslizando por mi voz y mis instintos más primitivos me nublaban el juicio.

Casi podía sentir el gruñido en mi pecho. Mía. Necesitaba tenerla, necesitaba poseerla. Necesitaba tocarla ahora.

—Katherina... —susurró. Fue entonces que mi autocontrol murió. Bajé del auto a velocidad vampírica para abrir la puerta del copiloto y tomarla en un beso con fiereza.

Sus dedos se engancharon ágilmente en mi nuca, llevándome más hacia ella. Su boca se entreabrió para dar paso a mi lengua y nos fundimos en un beso francés casi indecente de ver.
Puse mis manos en sus caderas y la empujé con fuerza hacia atrás escuchando su ligero quejido y la puerta del auto siendo cerrada con fuerza por su espalda.

Exploré su boca casi en totalidad, pero deseaba mucho más, aquello no era suficiente.

—Leah, te necesito —casi gruñí luego de separarnos del intenso beso. Ella jadeaba deliciosamente intentando respirar.

—¿Qué esperas para tomarme entonces?

La tomé en mis brazos a como pude y me moví lo más veloz que pude hasta la habitación. La bruma nublaba mi mente, me sentía caliente, me sentía casi a punto de salivar y arrojé a Leah contra uno de los muebles, escuchando el crujido de este. Su cara hizo una ligera mueca. Tan sexy... tan mía...

—Kath... sin juegos... —jadeó.

Me moví sobre ella, lanzándome como si hubiera visto a mi presa y estuviera en la mejor de mis cazas. Mis manos se aprisionaron con fuerza contra la madera mientras la arrinconaba. Ella tomó mis labios nuevamente contra los suyos y me besó con fuerza.

Mis manos la acariciaron por completo, intentando tocar lo más que podía de ella, estaba ansiosa de su cuerpo y su piel ardía bajo mis dedos fríos, casi contagiándome de su calor. Leah era lo contrario a mi, suave y cálida, quería envolverme en ella, sentirla sin nada encima que me estorbara.

Pero cuando estaba apunto de deshacerme rápidamente de sus prendas, Leah me detuvo.

—¡No, no! Espera —le gruñí algo exasperada, pero ella rió—. Me regalaste esto, no quiero que lo rompas.

—Quítalo ya —ordené. Ella lo hizo lo más rápido que pudo, manteniendo el vestido a salvo de mí y lo lanzó lejos de mí. Mis ojos la escanearon con cuidado, el deseo aumentó.

Llevaba un conjunto bastante sexy de dos piezas, de color negro y de encaje, como si supiera lo que iba a pasar.
Sus ojos me miraron, esperándo por mi próximo movimiento.

—Leah... te deseo tanto... eres hermosa... —tomé sus caderas y volví a pegarla a mí. Mis manos recorrieron su espalda, sintiendo su estremecimiento por el frío de mis dedos. Apliqué un poco de fuerza mientras deslizaba mis dedos y ella suspiró con fuerza, temblando un poco contra mi toque.

—Por favor... —dijo con voz tan dócil, aquello hizo regresar la bruma en mi mente.

Cuando la lancé a través de la habitación con fuerza una vez más, ella no puso queja alguna. Probablemente tendría que reponer todos los muebles después de esta noche pero era lo que menos me importaba.
La apricioné con fuerza contra el pequeño escritorio, mis manos recorrieron sus brazos y su abdomen hasta llegar a sus pechos.

Unexpected || Leah Clearwater Donde viven las historias. Descúbrelo ahora