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Sus planes y los planes del destino son otros. Scarlett Jensen es la pelinegra que vuelve loca a la diosa griega, la desafía y cada lunes es una contienda, un arena dónde ambas se baten en duelo. Atenea ve el potencial en ella que le ha faltado a todos los candidatos que se han presentado y le hace la oferta de trabajar para ella, pero la joven se niega y eso solo la saca más de quicio, aparte de que le gusta, le encanta la mocosa cómo la llama.

Finalmente fue a verla a su departamento, luego de la tensión que hay entre ellas entre un tira y afloje, sabe que va a romper su propia regla, pero no le importa, le encanta la pelinegra y aunque está el detalle de que ella está de novia, no puede mantenerse lejos, se le hace cada vez más difícil.

Llegaron a su departamento

—¿Puedo pasar? —le pregunta Atenea.

—Claro pasa —entra mirando a su alrededor, si había alguien— ¿Pasa algo?

—¿Estás sola?

—Sí, porqué.

—¿Puedo acercarme? —Scarlett la mira confundida— pregunte si puedo acercarme —un escalofrío le recorre la espalda.

—Claro siéntate... si quieres... —saca dos tazas y está por ponerle el café que tenía. Ella toma su mano y se pone muy cerca.

—Eso de la bolsa es café —la joven el paquete que deja arriba de la mesada—  úsalo —sus latidos se disparan— ¿Te pongo nerviosa? —le pregunta cínicamente, sabe que está nerviosa.

No pasa mucho tiempo que Atenea acorrala a su alumna contra la pared y la lleva a enfrentarse a ella, esta vez cara a cara sin público. La presiona y lo que no espera es que ella la bese, le devuelve el beso y se aparta de ella al recordar que está de novia, no hará lo que Samantha le hizo a ella. Pero la joven le confiesa que en realidad su noviazgo no es real y no tarda mucho en hacerla suya.

En la madrugada, le acaricia la espalda y toma el cabello negro entre sus manos, se pega a la piel de la joven desnuda a su lado, sonríe, sabe que ella se está convirtiendo y se convertirá en alguien importante. Pero otro recuerdo se interpone, el de Sam, no quiere hacer las cosas cómo lo hizo con ella y definitivamente no quiere empezar algo con su alumna si aún no se resuelve su situación legal del matrimonio. Toma sus cosas vistiéndose en silencio, coloca la alarma en su teléfono y se marcha, sabe que está mal lo que hace, pero no puede empezar algo nuevo, sin tener el cierre de una etapa dolorosa en su vida.

Llega a su casa, se baña y sale a la universidad, pero se deja su teléfono personal, solo se lleva el corporativo y teléfono que usa para atender a sus clientes, al llegar a casa ve las llamadas perdidas y los mensajes de WhatsApp de Scarlett ¿Pero que decirle por teléfono?, decide que es mejor hablar con ella personalmente, lo que no esperaba es que le pagara con la misma moneda ignorandola y cómo nunca le pasó con Sam, ahora siente celos de verla cerca de Alice, porque ve cómo la mira, los celos parece que van a consumirla, pero sabe que se merece ser ignorada, no actuó bien, aunque va a remediarlo.

—Te dije que el karma nos iba a escupir en la cara, te lo dije —dice Julia dando un trago a su bebida— ¿Qué hiciste?

—Me acosté con ella, me fui en madrugada, me dejé el teléfono, cuándo volví tenía el teléfono lleno de llamadas pérdidas y sus mensajes, quise hablar con ella personalmente, pero claro que me ignoró cómo yo lo estuve haciendo ¿Tú que hiciste?

—Te lo merecías. La besé... en repetidas ocasiones, pero le dije que no quiero nada serio y ella se niega a ser un acostón de una noche.

—¿Qué tanto te gusta?

—Mucho ¿A ti?

—Demasiado para mi gusto.

—Estamos jodidas Moore, jo-di-das. Salud por las dos mujeres que nos han hecho perder la cabeza —levanta su copa y Julia su vaso de whisky—, salud.

Se lo toman a fondo, saben que las han domado, que de a poco ambas Victoria y Scarlett, se convertirán en personas importantes, al menos han implantado ambas la primer semilla en el corazón de cada una, una que va a germinar agrietando la superficie para arraigar en ambas un amor profundo, uno que venían pidiendo hace tiempo, un amor que merecen.

—Habla con tu alumna Atenea y soluciona la cosas, y por supuesto ten cuidado, sabés que si la universidad se entera que te acuestas con una alumna, va a ser malo para ambas.

—Lo sé, iremos a una conferencia en unos días. Yo tenía una habitación reservada para mí, claro que ella no sabe que la compartirá conmigo.

—Bueno, Atenea era la diosa de la sabiduría y una buena estratega, trata de no ser una diosa muerta, por lo que hemos hablado antes, Scarlett no parece ser una persona "dócil" —Atenea ríe.

—¿Qué hay de Victoria? Tampoco tiene pinta que te lo hará fácil. No la cagues —ella mirá a otro lado y Atenea le toma el mentón para que la mire—. Mereces ser amada Julia, mereces a alguien que te ame. No lo cagues por miedo.

—¿Y si le pasa algo?

—Haremos lo posible para que eso no suceda. Pero déjala que ella se acerque y sobre todo se honesta con ella y contigo misma —Julia la mira—. La quierés —ella traga—, se te nota, cuándo hablas de ella tu semblante cambia, hay algo diferente en ti. Ahora tengo que irme, mañana tengo que dar clases y ya no tengo 20 años para andar acostándome tarde, una reseca a nuestra edad dura tres días. Nos vemos.

Las voltea heterosWhere stories live. Discover now