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El segundo año al fin comienza, todos vuelven a clases, muchos no vuelven, la uni y la vida sigue su curso normal. Excepto porque las voltea hetero se han hecho amigas y siguen haciendo temblar los cimientos de las mujeres que se cruzan en su camino.

—Fuma cuándo no estés conmigo, es desagradable que se me pegue el olor del trabaco en la ropa, pareces chimenea Atenea.

—Que delicada me saliste, aún no llega la mujer que me haga dejar el vicio.

Sigue fumando sin prestarle atención, aunque cambia de lugar para que el humo no se le vaya a ella. Ven pasar a las mujeres y las puntúan, asienten al mismo tiempo y comparten una mirada cuándo ven una que les gusta a ambas.

Julia ve pasar a Emma y a punto de irse Atenea la frena, sabe por quién va.

—Quiero conocer a la rubia.

—¿Y a mí qué?

—Que me la presente su amiga, la gente tiende a confiar un poco más cuándo gente de confianza les presenta a alguien.

—Lo pensaré.

—Trata de decirte rápido, aún no se me pasa el crush con Tricia.

Julia se va y se le pega a Emma, entran al dormitorio, ella se acuesta en la cama de Emma y luego la castaña se tira a su lado, Julia la abraza y apoya su rostro en su cuello. Solo ha venido desde hace días a hacer esto, acostarse a su lado, porque aunque Julia no lo aparente, está agotada, física y emocionalmente, porqué desde hace tiempo los encuentros casuales no la llenan, sino que más bien drenan su energía, esa sería la forma correcta de llamarlo, se siente drenada.

—¿Estás cansada?

—Sí.

—¿Quieres que...? —intenta levantarse pero Julia la toma para colocarla de vuelta al aldo de ella— Julia, cuándo le dirás a Tricia.

—¿Para qué? No puede hacer nada con mi cansancio, pero tú puedes leerme un libro. Leeme algo.

Emma suspira, toma el libro que está leyendo y comienza a leerle en voz alta, aunque sabe que probablemente ella no está escuchando, ni siquiera debe saber de qué va el libro, pero Julia ya lo ha leído hace tiempo y tiene hasta una copia. Tricia se fue de viaje con la universidad y no van a volver hasta dentro de dos días por una conferencia. Emma voltea y la ve dormir, se ve tan tranquila, que no parece la misma persona que es en vilo, seria, casi siempre con el ceño fruncido, quién no sonríe y aunque intenta ocultarlo detrás de su fam de femme fatal, Emma ha logrado ver la persona herida que hay detrás de la máscara.

La atleta acaricia el brazo de Julia mientras duerme, parece siempre tan cansada. La alarma de ella suena y se despereza para levantarse, Emma se para para dejar que Julia se levante. Están paradas frente a frente muy cerca y ninguna retrocede, se miran a los ojos, Julia la besa en la mejilla por más tiempo de lo que debería durar un beso así.

—Gracias —le dice.

—¿Vienes esta noche? —Julia sonríe— Tricia no está y necesitas dormir bien.

—Si quieres que venga solo dilo.

—Quiero que vengas.

—Entonces vendré ¿A las 8 pm tienes la última clase? —ella asiente— ¿Quieres que vamos a cenar algo? —Emma levanta una ceja— no es una cita.

—Está bien. Antes de que me olvide, Sam me pidió que le presentara a Atenea...

—Que casualidad la diosa griega me pidió lo mismo ¿Te parece una salida de cuatro esta noche? —la otra vuelve a asentir— genial entonces —se acerca y la vuelve a besar en la mejilla por demasiado tiempo— te veo esta noche.

Julia se siente cómoda con Emma, su carácter alegre la atrae, la tranquilidad que le transmite y la comodidad que le genera tenerla cerca le encantan, le gusta la facilidad que tiene para sonreír. Pero también sabe que querer algo más con ella puede ser arriesgado, por eso se cuida de no pasearse mucho o muy cerca de Emma. Sale con una sonrisa del edificio de dormitorios y se topa con la diosa griega.

—Sonriendo como idiota.

—¿Qué quieres?

—¿Le dijiste algo acerca de su amiga?

—Asombrosamente ella también quiere conocerte ¿Sabrá lo sexopata que eres? Tal vez deberíamos dejarle eso en claro.

—Tranquila, no pienso casarme con la rubia. A ti gusta Emma y no es pregunta, ya ni siquiera quieres jugar conmigo.

—Tricia me piyo haciendo un trío del último juego que tuvimos.

—Bueno si se quedó traumatizada tal vez podría hacer algo conmigo y quedan a mano.

—Los dioses olímpicos también se mueren Atenea —voltea enojada hacía ella— ¿Tú nunca tienes clases o qué?

—Firmo la asistencia y a cambio de algunos favores, la profesora me deja irme cuando quiero.

—Te coges a tu profesora, no me sorprende. Te juro que te deseo el karma diosa griega.

—Te ahorro la fantasía, no pienso dar clases y menos que menos meterme con una alumna, eso solo traería problemas ¿Tú te meterías con alguien del trabajo? Me das toda la pinta de ser una jefa arrogante y déspota, seguro que alguna secretaria caería por ti.

—Prohibida la gente del trabajo, como dijiste es demasiado problema, además que no quiero tener pareja.

Clara mentira, Julia siempre había soñado con compartir su vida con alguien, irse a acostar y levantarse con la misma persona, festejar aniversarios, tener citas, adoptar un gato al cual llamar Félix, porque le encanta ese nombre y que ambas sean tías de los futuros hijos de Tricia. Atenea por su lado y pese a su fachada de mujeriega, también quisiera una mujer con la cual hacer planes a futuro, solo que la diosa griega quisiera tener hijos, quizás 3 y proponerle casamiento a su futura esposa en el parque de las flores que permanece verde casi todo el año. Ambos sueños se van a hacer realidad Julia de la mano de la secretaria que la odia y Atenea de la mano de su joven Alumna Scarlett, esa mocosa que le va a robar el corazón casi que desde el primer día y cómo dijo su apellido bien a la primera, cumplirá su promesa de casarse con ella.

Las voltea heterosWhere stories live. Discover now