Hijas De La Esperanza

capítulo 32: Corazones Entrelazados

"La aventura comienza donde termina la seguridad."

"Belén, sé que esto ha sido difícil para ti", comenzó Juan, con una mirada comprensiva en sus ojos. "Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase."

Belén asintió con gratitud, agradecida por el apoyo inquebrantable de su amigo. "Gracias, Juan. Significa mucho para mí", respondió, con una sonrisa forzada que no alcanzaba a iluminar sus ojos cansados.

"Y hay algo más que necesito decirte", continuó Juan, su voz tomando un tono más serio mientras tomaba suavemente la mano de Belén entre las suyas. "He estado esperando mucho tiempo para decirte esto, pero creo que es hora de que lo sepas... Belén, estoy enamorado de ti."

Belén se quedó sin aliento, sus ojos se ampliaron en sorpresa ante las palabras de Juan. Nunca había imaginado que él pudiera sentir algo así por ella, y la revelación la dejó aturdida y sin palabras.

Juan esperó en silencio, su corazón latiendo con fuerza mientras aguardaba la respuesta de Belén. Sabía que sus sentimientos podrían cambiar las cosas entre ellos para siempre, pero no podía negar la verdad de lo que sentía en lo más profundo de su ser.

Después de un momento de asombro, Belén encontró su voz y respondió con sinceridad, "Juan, yo... no sé qué decir. Esto es... inesperado."

Juan asintió comprensivamente, sabiendo que había arrojado un peso enorme sobre los hombros de su amiga. "No tienes que responder de inmediato, Belén. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre", dijo con ternura, dejando que sus palabras flotaran en el aire entre ellos mientras esperaba con paciencia la respuesta de Belén.

Félix, por otro lado, se encontraba a miles de kilómetros de distancia, tratando de hacer frente a la verdad impactante que había descubierto. Se sentía perdido, abrumado por la revelación de que la mujer a la que amaba era en realidad su hermana. Cada pensamiento, cada recuerdo de su tiempo juntos, ahora estaba empañado por el conocimiento de su relación de sangre.

Intentó ahogar sus pensamientos en el bullicio de la ciudad extranjera en la que se encontraba, pero encontró poco consuelo en las distracciones superficiales que ofrecía. Sus ojos buscaban constantemente un refugio en la distancia, tratando de escapar de la verdad que lo atormentaba.

Con el tiempo, llegó a una realización dolorosa: no podía seguir adelante con su vida como si nada hubiera cambiado. La revelación de su verdadera relación con Belén lo persiguió a cada paso, haciéndole cuestionar todo lo que pensaba que sabía sobre sí mismo y sobre su amor por ella.

Decidió que necesitaba tiempo y espacio para procesar todo lo que había aprendido. Se dio cuenta de que no podía seguir viviendo en la misma ciudad que Belén, enfrentándola todos los días con el peso de su secreto compartido. Así que tomó la difícil decisión de alejarse, de buscar una nueva vida en un lugar donde pudiera dejar atrás el pasado y comenzar de nuevo.

Mientras tanto, Belén se enfrentaba a su propio dolor y confusión, tratando de aceptar la nueva realidad que había descubierto. Aunque había tomado la decisión de alejarse de Félix, su corazón aún latía con el eco de su amor perdido. Sin embargo, sabía que no podía volver atrás, que debía encontrar la fuerza para seguir adelante y construir un futuro sin él.

Mientras tanto, Iren se estaba concentrando en su carrera como maquilladora profesional. A medida que perfeccionaba sus habilidades y construía su cartera de clientes, encontraba un sentido de propósito y satisfacción en su trabajo. Aunque todavía vivía con su tía, estaba determinada a seguir adelante con su vida y perseguir sus sueños con determinación.

Por otro lado, la vida de Eva estaba a punto de cambiar drásticamente con la noticia de su embarazo. A medida que avanzaba en su embarazo, experimentaba una mezcla de emociones: alegría y anticipación por la llegada de su bebé, pero también ansiedad y preocupación por lo desconocido que le deparaba el futuro.