capítulo 30: En Busca de Belén

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"La verdad está ahí fuera, pero a veces es difícil de encontrar."

En la mañana siguiente, Félix se levantó esperando encontrar a Belén en casa, lista para comenzar el día juntos. Sin embargo, para su sorpresa, no la encontró en ninguna parte. Comenzó preguntando a su madre, quien le respondió con un simple encogimiento de hombros y un "no sé". Luego buscó a su hermana Iren, pero ella también estaba ausente y tampoco tenía idea de dónde podría estar Belén.

Félix, preocupado, decidió llamarla, pero su teléfono estaba apagado. La preocupación comenzó a crecer en su pecho mientras consideraba dónde podría haber ido su amada.

Después de un tiempo de búsqueda en vano, decidió esperar y ver si ella regresaría por su cuenta. Sin embargo, la sensación de inquietud persistía en su mente mientras se preguntaba qué podría haber llevado a Belén a desaparecer de repente.

Félix llegó al hospital con la mente inquieta por la desaparición repentina de Belén. Apenas podía concentrarse en sus tareas mientras su preocupación crecía con cada minuto que pasaba. Finalmente, decidió enfrentar la situación y buscar respuestas.

Cuando vio a Belén en el hospital, su corazón dio un vuelco de alivio. Sin embargo, la actitud distante de Belén lo desconcertó. Se acercó a ella con cautela, notando su expresión seria y evasiva.

"Belén", dijo Félix, su tono formal resonando en sus palabras.

"Eso es correcto, doctor Félix", respondió Belén, manteniendo su distancia y evitando su mirada.

"Fue un susto enorme no encontrarte en casa esta mañana. ¿Por qué no me dijiste dónde ibas?", preguntó Félix, tratando de entender lo que estaba sucediendo.

Belén suspiró, sus ojos esquivando los de Félix mientras respondía: "Lo siento, no fue mi intención preocuparte. Solo necesitaba un poco de tiempo para mí misma".

La conversación entre ellos continuó en un tono tenso y lleno de evasivas por parte de Belén, dejando a Félix con más preguntas que respuestas sobre lo que estaba pasando realmente.

Félix, confundido por la actitud fría de Belén, intentó averiguar qué estaba sucediendo.

"Félix, como dije, solo necesitaba tiempo para reflexionar sobre algunas cosas", dijo Belén, manteniendo su voz firme pero distante.

"Está bien, entiendo", respondió Félix, aunque en realidad no entendía nada. "Pero ¿qué pasa? ¿Por qué estás actuando de esta manera tan... distante?".

Belén se tomó un momento antes de responder, eligiendo cuidadosamente sus palabras. "No estoy segura de cómo decirlo... pero creo que es mejor que nos distanciemos un poco".

"¿Distanciarnos? ¿Por qué?", preguntó Félix, sintiendo que el mundo a su alrededor se desmoronaba lentamente.

"Es difícil de explicar", continuó Belén, "pero creo que es lo mejor para ambos en este momento".

Félix se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Belén. No entendía por qué de repente quería distanciarse de él, y la sensación de confusión y preocupación crecía en su interior.

"Belén, por favor, necesito entender qué está pasando", dijo Félix, su voz llena de emoción contenida. "No puedo simplemente aceptar esto sin saber por qué".

Belén, sintiéndose incómoda por la situación pero decidida a seguir adelante, tomó una respiración profunda antes de hablar.

"Félix, por favor, solo déjame", dijo en voz baja, evitando mirarlo directamente.

Las palabras de Belén golpearon a Félix como un puñetazo en el estómago. Se quedó sin aliento por un momento, sintiendo una mezcla de incredulidad y dolor.

"Pero Belén... ¿por qué?", preguntó Félix, su voz temblorosa con la angustia. "¿Qué hice? ¿Qué está pasando?".

Belén, sintiendo la tensión en el aire, se obligó a mantener la compostura. "No se trata de ti, Félix", dijo, tratando de sonar firme. "Es solo... no podemos seguir así".

Félix, luchando por comprender lo que estaba sucediendo, se sintió como si su mundo se estuviera desmoronando a su alrededor. "Belén, por favor, necesito entender. ¿Qué está pasando? ¿Qué ha cambiado?".

Belén cerró los ojos por un momento, sintiendo el peso abrumador de la situación. "Lo siento, Félix", susurró finalmente, "pero ya no puedo hacer esto. Necesito tiempo para mí misma".

Félix se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. La incredulidad se reflejaba en su rostro mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para responder.

"Belén, por favor", suplicó, buscando desesperadamente alguna explicación que tuviera sentido. "No puedes simplemente... alejarte así. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado entre nosotros?".

Belén se sintió abrumada por la angustia en la voz de Félix, pero sabía que tenía que mantenerse firme en su decisión. "Lo siento, Félix", repitió con voz temblorosa, "pero no puedo seguir adelante con esto. Hay cosas que necesito descubrir por mí misma".

Félix sintió un nudo en la garganta mientras luchaba por contener las lágrimas. "¿Es por mí?", preguntó con voz apenas audible, temiendo la respuesta.

Belén evitó su mirada, sintiendo el peso de sus palabras. "No se trata de ti, Félix", respondió suavemente. "Es solo que... las cosas han cambiado y necesito tiempo para procesarlo".

Félix asintió con tristeza, sintiendo como si un abismo se abriera entre ellos. "Entiendo", murmuró, aunque en su interior anhelaba que todo fuera solo una pesadilla de la que pudiera despertar.

Belén se mordió el labio inferior, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar. "Lo siento, Félix", dijo con un suspiro, antes de alejarse, dejando a Félix con el corazón roto y las preguntas sin respuesta.

Belén se sentía destrozada por dentro mientras caminaba por los pasillos del hospital. Cada paso parecía pesarle más que el anterior, y el peso de su decisión se hacía más insoportable con cada respiración. Trató de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse, pero la angustia y la confusión la abrumaban.

En lo más profundo de su ser, deseaba poder retroceder en el tiempo y borrar las palabras que acababa de decirle a Félix. Pero sabía que no podía volver atrás, y ahora debía enfrentar las consecuencias de su elección.

Se detuvo un momento para recogerse, apoyándose en la pared mientras luchaba por controlar sus emociones. Se sentía sola y perdida, sin saber qué camino tomar a continuación. Pero una cosa era segura: no podía permitirse seguir viviendo una mentira.

Con determinación renovada, se secó las lágrimas y se enderezó, dispuesta a enfrentar lo que sea que el futuro le deparara. Sabía que no sería fácil, pero estaba decidida a encontrar la verdad y descubrir quién era realmente y de dónde venía.

Hijas De La Esperanza Where stories live. Discover now