Capítulo 24: Revelaciones Pendientes

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"Es hora de dejar de cargar este peso en soledad y enfrentarlo juntas."

Mientras Belén se encontraba en su puesto de trabajo, la pesada carga de mantener en secreto la verdad sobre la muerte de sus padres finalmente se volvió demasiado para soportar en silencio. Cansada de llevar este peso ella sola y sintiendo la necesidad de compartir su dolor y sus preocupaciones con sus hermanas, tomó una decisión crucial. Respiró profundamente, marcó el número de teléfono de su tía y esperó ansiosamente a que contestara.

Cuando la voz de su tía respondió al otro lado de la línea, Belén luchó por mantener la compostura mientras explicaba la situación. "Tía, necesito que nos recojas en casa esta noche a las siete", dijo con voz firme pero temblorosa. "Hay algo importante que necesito decirles a mis hermanas y no puedo esperar más."

Hubo un momento de silencio en el otro extremo de la línea antes de que la tía respondiera con preocupación. "¿Qué está pasando, querida?" preguntó, su tono lleno de ansiedad.

Belén respiró profundamente, preparándose para lo que estaba por venir. "Es sobre la muerte de mamá y papá", comenzó, su voz apenas un susurro mientras las lágrimas amenazaban con empañar su vista. "Hay cosas que necesitan saber, cosas que he estado guardando en secreto durante demasiado tiempo."

La tía guardó silencio por un momento, asimilando las palabras de Belén antes de responder con voz suave pero decidida. "Entiendo", dijo con seriedad. "Estaremos allí a las siete en punto. Estamos aquí para ti, Belén. Siempre lo hemos estado."

Con un nudo en la garganta y el corazón lleno de determinación, Belén colgó el teléfono, sintiendo un peso levantado de sus hombros al tomar la decisión de compartir la verdad con sus hermanas. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que era el primer paso hacia la sanación y la reconciliación para todos ellos.

A las siete en punto, en la tranquilidad de su hogar, Eva e Iren esperaban la llegada de Belén con una mezcla de curiosidad y ansiedad. Sabían que algo estaba pasando, pero no tenían idea de la magnitud de lo que estaban a punto de escuchar. Cuando Belén finalmente entró por la puerta, su rostro reflejaba determinación y pesar mientras se preparaba para compartir la verdad que había guardado en su corazón durante tanto tiempo.

Belén se sentó frente a sus hermanas, respirando profundamente antes de comenzar. "¿Recuerdan el día que nuestros padres murieron?" preguntó, su voz apenas un susurro cargado de emoción.

Eva asintió con solemnidad. "Sí", respondió con voz suave, sus ojos llenos de preocupación.

Iren también asintió, su expresión reflejando confusión y temor. "Sí, lo recuerdo", dijo en voz baja.

Belén cerró los ojos por un momento, reuniendo fuerzas antes de continuar. "Yo estaba allí en casa... vi todo", comenzó, su voz temblando ligeramente. "Vi a papá gritándole a mamá, golpeándola... luego tomó su arma..."

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Belén mientras recordaba el horror de aquel día fatídico. "Y después... después se suicidó", dijo con voz entrecortada, apenas capaz de articular las palabras.

Eva y Iren se quedaron atónitas, incapaces de procesar completamente lo que acababan de escuchar. Eva dejó escapar un suspiro tembloroso, su mano instintivamente buscando a su hija, mientras Iren sollozaba en silencio, abrumada por la tragedia de lo que acababa de escuchar.

"No puede ser... no puede ser..." murmuró Iren entre sollozos, incapaz de aceptar la verdad de lo que acababa de escuchar.

Belén miró a sus hermanas con ojos llenos de dolor y compasión. "Lo siento", susurró, su voz rota por la emoción. "Lo siento por habérselos ocultado todo este tiempo."

Iren se levantó abruptamente de su asiento, incapaz de soportar más la angustia que la consumía. Con lágrimas en los ojos, corrió hacia su dormitorio, deseando estar sola con sus pensamientos y emociones abrumadoras.

Eva se levantó también, su expresión afligida mientras se enfrentaba a la difícil tarea de procesar la verdad que acababan de aprender.

Belén se quedó sola en la sala, su corazón lleno de pesar y arrepentimiento por la carga que había llevado sola durante tanto tiempo. Sabía que el camino hacia la sanación sería largo y difícil, pero también sabía que era un paso crucial hacia la reconciliación y la paz interior para todos ellos.

Belén se quedó en silencio en la sala, dejando que la gravedad de sus palabras se asentara en el ambiente. Podía sentir el peso de la verdad que acababa de revelar, y aunque sabía que era el primer paso hacia la curación, también sabía que el camino por delante sería difícil.

Eva regresó a la sala después de un momento, su rostro reflejando comprensión y compasión. Se sentó junto a Belén y colocó una mano reconfortante sobre su hombro. "Belén, sé lo difícil que debe haber sido guardarlo todo para ti misma", dijo con voz suave. "Pero ahora que hemos compartido esta verdad juntas, podemos apoyarnos mutuamente mientras navegamos por este difícil viaje."

Belén asintió con gratitud, sintiendo el peso de su carga aliviarse un poco al saber que no estaba sola. "Gracias, Eva", dijo con sinceridad. "Significa mucho tener tu apoyo."

Iren regresó a la sala poco después, su rostro aún marcado por la confusión y la incredulidad. Se acercó a Belén con cautela, sus ojos llenos de emociones tumultuosas. "No puedo creer que todo esto haya estado sucediendo a nuestras espaldas", murmuró, su voz temblorosa de emoción. "¿Cómo pudimos no saberlo?"

Belén la miró con compasión, reconociendo el dolor y la confusión en los ojos de su hermana menor. "Lo siento, Iren", dijo suavemente. "Lo siento por no haberte contado antes. Pensé que estaba protegiéndote, pero ahora veo que solo te estaba privando de la verdad."

Iren asintió lentamente, sus pensamientos aún enredados en el torbellino de emociones. "No sé cómo voy a lidiar con esto", admitió con sinceridad. "Es demasiado para procesar de una vez."

Belén envolvió a su hermana en un cálido abrazo, sintiendo el peso del dolor compartido entre ellas. "Estamos juntas en esto, Iren", dijo con determinación. "Pase lo que pase, siempre estaremos aquí la una para la otra."

Las tres hermanas se quedaron abrazadas en silencio, encontrando consuelo y fortaleza en la presencia mutua. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero también sabían que juntas podrían superar cualquier desafío que enfrentaran.

Hijas De La Esperanza Where stories live. Discover now