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Adeline.

Tal vez no se había dado cuenta de lo que había dicho, pero yo no podía ignorarlo. Di un respingo cuando escuche como la pared se abría y sonreí al ver a Aemond.

—¿Estás bien, bonita?—se sento en la silla frente a la chimenea—Ven aquí.

Solté mis materiales y me senté frente a él.

Me miro unos segundos extrañado y sonreí.

—Ady...

—¿Sí?

—¿ Qué te pasa?—se levantó y se arodillo frente a mí apoyando su frente en mi panza—¿Te sientes bien?

—Solo estoy algo cansada—sonreí—No es nada.

—¿Segura?

—¿Te haz acostado con ella realmente?—cambie de tema abruptamente y sentí su nerviosismo al ver que sus manos no dejaban de moverse por mi panza.

Me quite el chaleco de mi vestido dejando revelar mi escote y sonrío.

—No me hagas esto...

—La madre de tu hijo exige una respuesta—sonreí.

—Aegon tenía razón, te estas aprovechando de nosotros solo por esto.

—Eso no responde mi pregunta.

—Una sola vez—sonreí—Para consumar la unión. No he vuelto a tocarla en casi seis lunas.

—¿Me dejaras arrancarle los ojos cuando yo quiera?

Sonrío y se inclino para besarme a lo que correspondi gustosa. Yo estaba hecha para ellos y ellos para mi. Deje que me besara el cuello y amasara mis pechos mientras me deshacía con sus caricias.

Sonreí abordando sus labios nuevamente. Lo había extrañado tanto.

—Es la primera vez que me besas desde que están aquí—susurre dejando que me tomara para dejarme sobre la cama—Aemond...

—Silencio—coloco su dedo en mis labios.

Me sonroje cuando paso su dedo entre mis pechos. Sus grandes manos recorrían mi piel con rudeza.

—¿Puedo?—señalo mi ropa interior y asentí.

Sentí un cosquilleo excitante cuando deslizo aquellas bragas por mis piernas. Dejo la falda de mi vestido enrollada en mi panza y arquee mi espalda cuando sentí su lengua en mi feminidad.

—Dioses—me incline para quitarme la parte superior del vestido—Como he extrañado esto.

Pude sentir que sonrío entre mis piernas. Tomé sus manos y las coloque sobre mis pechos. Cerré mis ojos y me concentre en la deliciosa sensación que me producía su lengua. Intento apartarse y me reí con el gruñido que soltó cuando jale su cabello. Grite de placer cuando combino su dedo con su hábil lengua y en cuestión de segundos me sumergí en aquel abismo de sensaciones magníficas.

Se acostó a mi lado y lo mire con una sonrisa al ver que no dejaba de mirarme.

—¿En serio no sabes quien es el padre?

Play for me. ( AEGON II Y AEMOND TARGARYEN)Where stories live. Discover now