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Aegon Targaryen.

Seis lunas.

Adeline se había ido y yo me dedique a hacer mi vida como lo había hecho antes de conocerla, cada vez que salia con Sunfire llevaba aquel dibujo e imaginaba el beso que me dio antes de irse. Nada había cambiado excepto por el hecho de su ausencia y que ahora era un hombre casado.

Si, me había casado con Arelys Lannister y no la había tocado desde la noche de bodas, mi madre me exigía un heredero y yo no podía tocarla sin imaginar a la pelinegra.

La vida de Aemond no había cambiado en lo absoluto seguía siendo el mismo amargado y egocéntrico de siempre y ya no hablábamos, ya no había una razón para hacerlo. Muchas  veces intente ir a Rocadragon, pero no tenía la valentía suficiente y volvía a la colina donde le di su primer beso, iba a emborracharme para ahogar mis penas y olvidarla un poco. Las discusiones con Arelys cada día eran peores.

—¡ No me tocas! — grito —¡ Ni siquiera compartimos cama y tampoco haces un esfuerzo por acercarte a mi! —me golpeó en el pecho y tome sus manos —Soy tu esposa, Aegon.

—Joder, hago lo que puedo — dije con paciencia —Los Dioses saben que lo hago y que trato de cumplir con mi deber, nada más.

Me sente a su lado y se echo a llorar en mi hombro. Genial, ahora también era mal esposo. Busco mis labios y correspondi aún con los ojos abiertos, sentía que le estaba fallando a mi Diosa y me hacía sentir asqueado. Cerré los ojos e imagine que era Adeline a quien estaba besando y no a la mujer que se había casado conmigo. Saque su vestido y la puse mirando al cabecero de su cama.

—Voy a follarte, preciosa — susurre dejando un beso en su espalda.

—Si, Aegon, por favor —simule su voz en mi cabeza y me roce mi miembro entre sus nalgas.

Cerré mis ojos e imagine que su cabello estaba revuelto por toda su espalda, simule cicatrices que no llegue a ver y abrí los ojos viéndola a ella, a mi preciosa Adeline. Entre en ella poco a poco y gemi de solo imaginarla, me moví fuertemente contra ella, palmeando su culo en ocasiones robandonos gemidos a ambos. Podía escuchar su voz pidiéndome más y cada segundo sentía mi liberación más cerca, abrí los ojos y vi a Arelys otra vez, por primera vez desde que nos casamos llevé mis manos hasta su clitoris y eso la hizo gritar de placer dejándome más cerca. Me moví más rápido haciendo que ella se sostuviera del cabecero y comenzará comenzará gritar de placer.

—Dioses Ady, me vuelves loco —gemi y una embestida más basto para echar mi cabeza hacia atrás y terminar. Salí de ella y me arrepentí de decir su nombre.

Me tire al lado de Arelys, vi que las lágrimas se formaban en sus ojos y busco una sábana para cubrir su cuerpo desnudo.

—Arelys, yo lo siento...

No pude terminar con mi disculpa, me giro el rostro de una cachetada, se giro y me dio la espalda.

—Vete y no vuelvas.

Tome mi ropa y salí de sus aposentos para irme a los míos, pero me sorprendí cuando vi a Aemond sentado en mi cama.

—¿ Qué estas haciendo aquí?.

—Vine a traerte esto, parece que te extraña muchísimo.

Me planto en el pecho una carta y vi que decía el nombre de Adeline.

Play for me. ( AEGON II Y AEMOND TARGARYEN)Where stories live. Discover now