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Desde que llegaron los invitados especiales del abuelo de Bae, Joon no perdió oportunidad de acompañarla en cualquier cosa que pudiera.

Así por cuatro días ahora.

Joon seguía siendo ese dulce chico, y ahora a sus veintiuno, era un poco más maduro que cuando eran niños. Apuesto y atento, todo lo que a Bae le gustaba lo tenía él por eso ahora recordaba por qué le gustaba. El muchacho también ayudaba a Bae en su tarea y con su próximo exámen importante en unos meses más.

Él también había estudiado lo mismo por tres anos, luego terminó convirtiéndose en otra cosa que le apasionaba más.— Gracias por la ayuda, me has aportado mucho Joon.—le sonrió.

—No es nada, estoy encantado de hacerlo.—los dos se encontraban en la sala del hotel. Él vino hasta el hotel por ella temprano.— Una vez que te recibas y seas enfermera, de donde venimos hay mucho trabajo para esto, y además la paga es grande. Cuando necesites, yo puedo ayudarte en todo Bae. No olvides eso.

—Gracias, pero.. de momento quiero poder terminar la carrera y así atender a mi abuelo, su enfermedad.. va avanzar.—dijo luciendo triste, era algo inevitable y lo sabía.

—Lo sé.—suavemente y sin ser invasivo. Tocó su mano acariciando, dándole ánimos.

Recibió una sonrisa de su parte.

La noche cayó, ambos jóvenes seguían juntos mientras a su vez atendían a los huéspedes que llegaban a cenar a horario. Metidos dentro de la cocina, armando los platos con varias opciones. Joon se veía muy comprometido con la cocina haciendo sonreír levemente y a escondidas a la chica.

———

Bae comenzó a sentir que le faltaba algo, tenía una sensación de perder algo o extrañar algo. Salió hasta la barra del hotel para guardar sus apuntes que todavía los tenía con ella porque seguía estudiando, se escuchaban las voces o risas de las personas terminando de cenar.

Levantó la vista, viéndolo.

Hace cuatro días que no hablaba con él. Tampoco se había acercado esos días, simplemente desapareció de su vista, hasta ahora. Jimin se encontraba en una mesa junto a otros hombres jugando a las cartas, Bae no podía sacar sus ojos como siempre, esta noche se veía más que apuesto.

Majestuoso.

Hermoso.

Divino.

Prohibido..

—¿Que pasa?—pegó un pequeño brinco al escuchar la voz de Joon a su lado. Dejó de mirar a Jimin aunque sus ojos se refusen a hacerlo.

—Nada. Estaba guardando mis cosas, mañana seguiré quizás, gracias por la ayuda pero ya es tarde, deberías volver a tu casa. Tu abuelo de seguro está esperando por ti.—ella miró a donde Jimin de manera lenta y disimulada.

Para ver como ahora, la mirada de él era la que estaba clavado en los dos ajeno a lo que pasaba su alrededor. Parecía para ambos, que el tiempo había parado en sus ojos.

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⏰ Last updated: Mar 29 ⏰

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