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Quedó mirándolo sorprendida, no esperaba verlo tan pronto. Jimin mantenía su postura derecha con sus manos detrás su espalda mirándola de rodillas en el suelo. Ella no decía nada.— Buenas tardes.—saludó, siendo siempre serio.

—Ah..—Bae reaccionó y se levantó rápido haciéndole una pequeña reverencia.— Buenas tardes. Lo siento estaba.. ¿necesita algo?— preguntó nerviosa, su mirada siempre era tan dura para ella. Y le costaba mantener su mirada, elevando un poco la cabeza por lo alto que es.— El almuerzo creo que estará en poco tiempo.—avisó.

—No almorzare aquí.

—Oh.

—Pero sí necesitaré algo.—ella asintió prestando atención.— No tengo toallas, estoy necesitando dos al menos. No ahora, traelas en la noche, mi habitación estará cerrada sabes.. tengo cosas importantes ahí dentro.— Bae se sintió un poco ofendida, ellos no iban a robarle nada. Todo el personal en este hotel eran personas de confianza y con modales, ellos elegían bien a los suyos. Solamente asintió.— Y no te preocupes, no perderé la llave.—dijo pasando por su lado siguiendo de largo por el ancho pasillo.

—¿Bae estás..—su amiga había aparecido de repente casi chocando con él, inmediatamente ella se disculpó reverenciando. Solo compartió una mirada con ella y siguió su camino. Soojin quedó mirándolo caminando unos pasos hasta que ambas estuvieron juntas.— ¿Quién es y que hacían?—interrogó.

—Es un inquilino más, no pasa nada Soojin. Me pidió algo que necesita nada más.

—Es.. raro. Pero es bastante guapo, la verdad nunca ví algún hombre así ¿cómo es su nombre?—empezaron a caminar a la cocina.

—Por lo que sé, Jimin. Pero no es muy sociable siempre está con esa cara de serio, tampoco habla, nunca está por acá y es mayor de edad. Solo unos años más que nosotras.

—Ni siquiera parece..

—No hables de él, ayúdame.—el día pasó, Soojin se quedó para acompañar a su amiga. Se pusieron al día y tuvieron su conversación de chismes que se estaban hablando por el pueblo recientemente. Antes de anocher de manera excesiva se fue a su casa con muchas advertencias de parte de Bae al volver, aún así no le contó lo que le pasó esa noche, simplemente no podía al sentir vergüenza del hecho.

Ahora iba con las dos toallas hacía la habitación 13. Sus nervios llegaron cuando estuvo enfrente, golpeó la puerta con solo dos toques. Escuchó su voz pidiéndole que pasara, le pareció raro que diga aquello, la persona que está entrando ahora podía ser cualquiera, aún así entró lentamente por precaución. No lo vió, sin embargo le llamó la atención como solamente toda la habitación era iluminada vagamente con una lámpara, pero dejó las toallas en la cama, levantó su mirada cuando sintió los pasos de sus botas. Y quiso morir ahí mismo.

Jimin tenía su pecho descubierto, parecía que estaba por quitarse la ropa para bañarse o algo así. La boca de Bae intentó no abrirse en exceso pero estaba sorprendido, era la primera vez que ella veía a un hombre de esa forma, sin ni siquiera estar juntos, así eran sus enseñanzas. Lo que estaba viviendo ahora mismo era un pecado suyo. Giró tapándose los ojos un poco.— ¡Lo lamento! Si sabía que estaría así no hubiera entrado lo juro pero como ustedes.. ust..

—Lo sé yo te dije que entraras. Tranquila, no diré nada sobre esto.

—Estoy pecando ahora mismo, dios mío perdón.

Escuchó al chico un poco cerca de su posición. No iba a mirar de todos modos.— ¿Crees en eso, huh?—dijo con un tono leve de gracia. Era la primera vez que lo escuchaba así.— Como sea, gracias por las toallas Bae.—era tiempo para ella huir de ahí. Llegó a la puerta.— Quisiera que no te sintieras tan así cerca de mí. No soy tan malo.—ella miró de reojo por una última vez hacia él.

—Podré estar bien con ustedes cuando tenga su ropa puesta en su lugar, mis enseñanzas son estrictas y las llevo al pie de la letra, señor..

—No soy tan viejo.

—Joven..—corrigió entonces.

—Y lo siento por eso, estoy siendo maleducado lo acepto.—Jimin no era un joven muy amigo de las enseñanzas que tenían todos, era rebelde a veces, simplemente de la manera que él creó en él. Él era diferente.

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