Capítulo 17 - Casa de lego

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Voy a recoger las piezas
Y hacer una casa de legos
Si las cosas van mal , podemos derribarla


Luz creía que la vida era aquello que sucedía mientras paseaba a su perro.

Los amaneceres , los atardeceres.

El frío, el calor.

El amor , el desamor.

Todo lo que puede sucederse en un paseo , en una caminata , en un par de cuadras , o en medio de una plaza.

Risa, llanto.

Lluvia , sol.

Y todo en un par de minutos , o en un par de horas.

Y ella tan sólo se sentía espectadora.

Películas que se montaban frente a sus ojos , y de las que ella disfrutaba , o a veces huía.

Y sin embargo , anhelaba aquello, y lo soñaba como un imposible.

Construir una vida , construirse , y también deconstruirse constantemente , todo el tiempo.

Como un lego , al que le das forma hasta que te sienta bien pero luego si no te sienta bien , pues le das otra forma.

Y lo construyes , día a día , paso a paso.

Y aunque Luz era una mujer con las cosas claras, porque ser joven y estar iniciando una gran carrera con un futuro prometedor es de puta madre , también lo es disfrutar de un helado una tarde fría en Madrid , tomada de la mano de la persona querida.

Y lo anhelaba , y lo quería.

Pero creía que aquello no era para ella, que en la ruleta de la vida ... esa fortuna no le había tocado.

Y estaba bien , al menos tenía familia , amigos y a Coco a su lado.

Y la vida seguía pasando.

Pero ahora , mientras Ainhoa descansaba a su lado , con su pelo rojizo todavía un tanto húmedo sobre la almohada ... estaba segura que aquello era la vida.

Ver a la persona que quieres, lejos de cualquier cosa que la turbe, que la moleste.

Verla con los ojos cerrados mientras intentaba contar una a una sus largas pestañas, para así evitar que Morfeo se apodere de ella, para poder vivir en ese momento un ratito más.

Vivir con ella un poquito más.

, Luz estaba convencida que la vida en realidad era aquello que se sucedía mientras Ainhoa dormía a su lado , aferrada a su cintura y ella sólo la observaba.

Y lo haría toda la vida. Y daría la vida por ello.

- Ey ... - hizo Ainhoa con voz dormida y rasposa , y se aferró más fuerte a ella.

Luz no era tonta , en los cuatro meses que había dedicado a conocer a la pelirroja sabía que aquello era tanto un gesto de amor como de temor.

Un acto de amorWhere stories live. Discover now