Capítulo veintitrés

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2022

Baekhyun se esforzó por escapar de los intentos de Chanyeol por atraparlo desprevenido y besarle. Aunque fue una tarea complicada debido al largo de los pantalones y algunos tropiezos en el camino, Baekhyun logró vencer las adversidades de metro noventa.

Una cosa llevó a la otra y terminaron desparramados por el suelo, sin tener conocimiento de lo rápido que pasaba el tiempo. El servicio a la habitación llegó con la cena exclusiva de la suite permitiendo a Baekhyun saborear los postres franceses tan dulces como las frutas que representaban. Así se dejó embelesar por el néctar y aceptó pasar la noche en el hotel, creyendo que su traje sucio era una excusa suficiente.

El cielo estaba oscuro y apenas notaba las luces de la ciudad a la distancia. Cayó sobre el sofá por el descuido tras levantarse. Chanyeol quiso ayudarlo, pero la sorpresa había sido inoportuna. Y, de pronto, la habitación se llenó de una estrepitosa carcajada del recién caído.

Baekhyun giró sobre su eje sin dejar de reír y se abrazó al cojín que tenía más cerca—. ¿De qué tienda departamental para cuerpos ultra desarrollados la has sacado?

—De la sección para adultos, pero estás perfecto.

Intentó lanzarle una patada al más alto, pero sus cortas piernas únicamente le permitieron rozarlo con el borde de los pantalones. Cero daño y quinientos mil de enfado—. Perfecto para una portada de revista excéntrica donde glorifican dietas para morirse de hambre, querrás decir.

—Sabes exactamente a lo que me refiero.

Mientras mantenía el pie en el aire, se percató cómo la distancia comenzaba a disminuir entre ambos. Chanyeol no daba pasos bruscos, pero sí se inclinaba milimétricamente a medida que avanzaban los segundos y el silencio los gobernaba. Tal vez, si no quedara demasiada semana por delante y tuvieran unas cuantas horas más de que se reconciliaron, Baekhyun consideraría enredarse entre las piernas de Chanyeol y suplicar en su nombre.

Por el momento, actuar orgulloso era su mejor plan.

—Es tarde.

Se necesitaron dos palabras suyas para que la escena rebobinara. Chanyeol volvió a su lugar inicial, rascándose la nuca mientras estiraba el cuerpo, como si estuviera agotado. No era muy bueno actuando; no pudo disimular la decepción que se reflejaba en sus ojos.

—Deja que llame al servicio.

—¿Qué pasa con la cama para invitados? —lo interrumpió Baekhyun, reincorporándose para volver a doblar el borde de los pantalones.

No quería que el servicio se enterara de que se quedaría toda la noche. Primero, porque desencadenaría una semana llena de chismes que arruinarían su itinerario. Y, segundo, porque seguramente todos los empleados del hotel eran leales a su jefe, Oh Sehun, lo que significaría que tarde o temprano todo el mundo allí estaría al tanto de que compartiría una lujosa suite junto a Chanyeol. Y terminaría con todos suponiendo lo peor o, más bien, descubriendo que ellos tenían una conexión más allá de compartir aula.

—Te encuentras sobre la cama de invitados.

Baekhyun tanteó el sofá; era cómodo hasta más no poder. Sin embargo, comparado con la cama tamaño presidencial que tenía en casa, prefería agarrar su automóvil, ser visto con un atuendo desaliñado y regresar a su hogar—. Haciendo honor a nuestro día de honestidad, déjame decirte que pagas demasiado por esto para no tener más de una cama aquí.

—¿Estás intentando venderme una propiedad?

—Todavía no entro al negocio de las inmobiliarias, pero suena a que te estoy convenciendo.

Class of 2010Where stories live. Discover now