Capítulo doce

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2012

Despertar sobre el cálido pecho de Baekhyun y escuchar los tranquilos latidos que su corazón utilizaba para comunicarse, le resultaba impagable. Pero el real motivo por el que podía montar un espectáculo en aquel instante provenía de las disculpas que le habían sido concedidas y que tanto había demorado en pedir.

Era evidente que la felicidad tenía a Chanyeol flotando en las nubes, ni aprobar todas las materias a la primera lo habían puesto tan contento como tener nuevamente a Baekhyun a su lado. El regocijo era tanto, que clavó un beso en la mejilla del mayor y, seguido de ello, dejó que un prolongado bostezo saliera de sus adentros a la par que pegó un estirón que no duró lo suficiente, dado a que Baekhyun se encontraba firmemente anclado a él, tanto así que ambos parecían ser una extensión del otro.

Casi instintivamente, sus brazos tomaron lugar estrechando el cuerpo del mayor, en un intento por finalmente fundirse con él, pero la cereza del pastel fueron los mil y un besos que esparció sobre el inmóvil rostro éste. Entre tantos mimos, pudo presenciar el despertar del más bajo que resultó en una mirada amenazante, pero adormilada. A pesar de estar claramente molesto por haber sido despertado con la mínima suavidad que se merecía, Baekhyun automáticamente dejó de lado su enojo para restregar frenéticamente su nariz contra el cuello de Chanyeol, aspirando y memorizando el aroma cítrico y mentolado que lo cubría, mezclándose éste con la fragancia del suavizante de ropa con acaramelados toques de lavanda y miel.

—Buenos... —alcanzó a pronunciar Chanyeol, en un intento por visualizar la escena panorámica del cielo al otro lado del cristal, encontrándose con la superficie nubosa tintada de colores pastel rosado y violetas. La información sobre el espacio-tiempo era realmente escasa y, por ello, decidió guardarse el apellido de la frase y dejar que aquellos 'buenos' desaparecieran flotando en el aire.

Simplemente, para no parecer el tonto desentendido que era, le dedicó una sonrisa a Baekhyun.

—No recordaba que roncaras tanto —escuchó que éste dijo acurrucándosele contra el pecho.

Después de aquellas lindas palabras de amor, Chanyeol lo vio frotarse los ojos, mientras Baekhyun, en un estado de desconcierto total, se debatía si era un participante del mundo real o si todo aquello era una fantasía que estaba compartiendo junto a su almohadón favorito.

Chanyeol, ni tonto ni perezoso, decidió tomar ventaja de aquellos dichos y también del estado en el que Baekhyun se encontraba, actuando como si le hubiesen atravesado el pecho con una gran y filosa espada, aunque sus pensamientos tomaron un rumbo diferente al caer en cuenta que sus cuerpos se rozaban ante el más imperceptible movimiento.

Baekhyun no se tragó aquellos ojos de perrito bajo la lluvia y, en un abrir y cerrar de ojos, aprisionó las largas extremidades de Chanyeol con las suyas, convirtiéndolo en un rehén—. ¿Por qué no estás en Boston? —preguntó, entendiendo finalmente que lo transcurrido durante las ultimas veinticuatro horas más que real.

—Es obra de mi madre y sus ganas de pasar una semana en la playa —murmuró, robando uno, dos y tres besos, cada uno más duradero y mojado que el anterior, progresivamente más hambriento y posesivo.

Baekhyun no parecía molesto con nada de lo que estaba sucediendo; sin embargo, fue justamente él quien finalizó el tercer beso, para continuar con sus interrogantes. Había demasiado por preguntar y entender, necesitaba tener el conocimiento pleno de la situación para barajar las cartas y tener una opinión de sus decisiones apresuradas—. Entonces volverás.

—No queda nada para terminar la universidad. Lo más sensato es volver con el diploma enmarcado y mantener a mis padres felices. Tal vez les sirve de algo y se dan cuenta de que abandonaron a su segundo hijo por remordimiento.

Class of 2010Where stories live. Discover now