Capítulo 20.

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(Hace 6 años)

La alarma de mi móvil sonó, resonando por toda mi cabeza. Estaba un poco mareado, y me costó varios intentos coger el teléfono para pararla.

Cuando miré la pantalla leí para qué me había puesto la alarma: "Funeral de Julie".

Quité la alarma, y suspiré, notando como las lágrimas se amontonaban en mis ojos. Por varios segundos se me había olvidado que ella había fallecido, que se había ido para siempre.

Habían pasado tres días desde el accidente, y todo el pueblo estaba devastado. Al ser un sitio pequeño casi todos la conocían, pero no todos habían tratado con ella.

Me levanté de la cama lentamente, y saqué un traje de mi armario. Supuestamente era lo que me iba a poner para el baile de graduación, pero lo más probable es que no fuera. Mi pareja era obviamente Julie, y no soportaría estar allí sin ella.

Me giré, hasta que ví mi reflejo en un espejo. Tenía el pelo despeinado, los ojos rojos de llorar, y bajo ellos colgaban unas enormes ojeras. Mi expresión no me decía nada, cómo si no fuera capaz de sentir ninguna clase de emoción. Parecía desaliñado, cómo si nunca me hubiera importado mi aspecto. No parecía yo, y tampoco me sentía yo.

Intenté ignorar mi apariencia y me puse el traje sin mucho cuidado, me daba igual cómo ir.

Un mensaje llegó a mi teléfono:

"Señora Waldorf: Hola Liam. Sé que esto está siendo muy duro para tí, tanto como para nosotros. Pero nos encantaría que dieras un pequeño discurso en el funeral de Julie de hoy, ya que eras la persona más cercana a ella."

Era la madre de Julie, me pedía dar un discurso. No sabía si sería capaz de subir y lograr darlo entero, pero estaba dispuesto a intentar hacerlo.

"Claro, sin ningún problema."

Tiré el móvil en la cama y me moví hasta la mesa de mi habitación para luego sentarme, sacando un folio de la cajonera. Pensé qué escribir varias veces, haciendo varios tachones en el papel. Me llevé así cerca de media hora, ya que no sabía bien de qué hablar en el discurso.

Al final opté por algo más formal, ya que me estaba quedando sin tiempo.

Salí de mi habitación y guardé el papel en el bolsillo trasero de mi pantalón, para que fuera fácil de coger.

Crucé el pasillo, y al pasar por el cuarto de mis padres vi a mi madre aún dormida. Qué bien, ni siquiera vendría al funeral.

Salí de casa y anduve por las calles, que ahora me parecían tristes y vacías, hasta llegar a la iglesia. Esta estaba repleta de personas, que al ir vestidas de negro, se entendía que iban al funeral también.

Entré y me senté en un banco cualquiera, más o menos en la mitad de la asamblea. Al lado mío no se sentó nadie, ya que estaban situados por familias. Al frente estaba el ataúd, que probablemente tendría el cuerpo de Julie en su interior. Intenté no mirarlo mucho.

El sacerdote entró en la sala, haciendo que todos se pusieran de pie. Al sentarse él, todos lo hicieron.

La misa transcurrió con normalidad, se leyeron algunas lecturas, un evangelio y la consagración. Tras eso, nos trasladamos de zona hasta llegar al cementerio, donde tendría lugar el entierro.

El coche que llevaba el ataúd llegó más tarde que nosotros, que nos colocamos formando un círculo alrededor del agujero donde iba a ser enterrada Julie.

¿Lo estoy haciendo bien, Julie?Where stories live. Discover now