Capítulo 9.

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Cuando desperté las sábanas bajo las que Alice dormía estaban vacías. Me incorporé un poco desorientado. Recordaba que anoche habíamos tenido una discusión, ya que la había dejado tirada en la tienda de vestidos por Julie.

¿Julie? ¿Era cierto que Julie estaba aquí? ¿Y si todo hubiera sido un sueño? ¿Y si ayer me hubiera imaginado todo y Julie nunca hubiera vuelto?

Me levanté rápidamente de la cama, amontonando las sábanas junto a las que Alice había dejado tiradas en una esquina del colchón. Busqué mis zapatillas con los pies y los introduje en su interior. Luego, con rapidez salí de la habitación y me quedé frente a la puerta de invitados.

No me atrevía a llamar, porque quizás al hacerlo me diera cuenta de que todo había sido un producto de mi imaginación, que Julie no había vuelto y que estaba solo. Otra vez.

Levanté mi brazo, preparado para tocar la puerta, pero antes de que pudiera llamar esta se abrió. En el otro lado estaba Julie, que se quedó quieta al verme. Lo más probable es que no me esperara allí.

Me había olvidado que le dejé algo de ropa. Le estaba algo grande, pero la hacía ver muy bonita. Su rubio pelo despeinado se amontonaba sobre sus hombros, formando algunos tirabuzones. Sus ojos marrones estaban acompañados por unas pequeñas ojeras, que mostraban que no había dormido bien.

¿Qué haces aquí parado?- Me dijo, haciendo que desconectara de mis pensamientos.


Ah, nada. Es que justo iba a llamarte.


Me aparté para dejarle algo de paso y ella cruzó el pasillo hasta llegar al baño. Luego entró y cerró la puerta sin decir nada más.

El ambiente estaba algo tenso desde ayer. Había tenido una pelea con Alice frente a ella, y gracias a eso nos habíamos enterado de que nadie podía verla ni escucharla, sin embargo, cada vez que ella movía un objeto los demás podían verlo también.

Por lo que ahora mismo Julie estaba, pero a la vez no. Estaba viva pero muerta, y eso era algo demasiado extraño como para asimilarlo en una noche.

Me fui del pasillo hasta llegar al salón, donde me senté en el sofá a pensar. Debía demostrarle a Julie una manera en la que ella pudiera aceptar que había fallecido definitivamente. Algo que me permitiera explicar desde el principio cómo había sido la vida sin ella.

Unos minutos después salió del baño, y se dirigió al salón conmigo. Se quedó de pie frente a mí un instante, hasta que comencé a hablar.

Me gustaría llevarte a un sitio.


¿A dónde?


No le iba a decir a dónde. Quizás por el miedo se negaba a venir, y no podía permitir eso.

Tú sólo ven. Confía en mí.


Me levanté y la tomé del brazo. Fuimos a la entrada y le dejé un abrigo, ya que iba en manga corta. Me puse unos zapatos que tenía allí por haberlos dejado tirados otro día y abrí la puerta. Tiré de su brazo hasta que ella cruzó el umbral de la puerta, y luego la cerré.

En unos minutos ya estábamos subidos al coche. Julie y yo todavía no nos habíamos dicho nada, y no me gustaba nada. No me gustaba tener tensión con ella, me hacía sentir mal, como si tuviera una nube sobre mi cabeza que solo lanza agua, arruinando mi día.

¿Me vas a decir ya a dónde vamos?


Es mejor que no lo sepas.

¿Lo estoy haciendo bien, Julie?Where stories live. Discover now