Capítulo 15.

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Abrí mis ojos, despertándome gracias al sonido de las olas. Miré a mi alrededor.

Julie dormía plácidamente abrazada a mí. Sonreí al verla, con sus ojitos cerrados, respirando suavemente. Ví que tenía un poco de frío, por lo que le pasé mi toalla por encima.

Miré hacia arriba y ví que el sol comenzaba a salir, debía de ser muy temprano. El cielo estaba precioso. Sabía que estas eran una de las cosas favoritas de Julie, por lo que decidí despertarla para que lo viera.

Julie, mira esto. - Dije mientras la zarandeaba con fuerza, ya que o si no jamás despertaría.


¿Qué pasa? - Susurró enfurruñada.


Abre los ojos.


Abrió los ojos y su expresión de enfado cambió a una de impresión. El cielo estaba teñido de un color naranja vibrante, que pintaba también las nubes. El sol iba saliendo, y cuanto más se movía más colores aparecían.

Es...precioso.


Le pasé un brazo por el hombro mientras le daba un pequeño beso en la cabeza. Nos quedamos inmóviles apreciando el espectáculo que veíamos. A lo lejos escuchamos algunos pájaros, que volaban por encima nuestra. Su sonido se mezclaba con el de las olas, transmitiendo una sensación de tranquilidad y calma.

Así merece la pena despertarse temprano. - Dijo sonriente. Nunca pensé en ver a Julie así de feliz por haberse levantado temprano.


Cuando el amanecer terminó y los colores azules eran los que estaban en el cielo, giró su cabeza, mirándome.

¿Anoche nos quedamos dormidos aquí?


Por lo visto sí. - Dije, asintiendo con la cabeza.


¿Y podríamos volver a casa? Me ha encantado, pero estoy un poco cansada.


Claro. - Respondí mientras me levantaba y comenzaba a recoger las cosas, guardándolas en la mochila.


Tras un rato ya estaba todo recogido, por lo que me colgué la mochila en la espalda y cogí la mano de Julie para ir hacia el coche.

En el camino no hablamos, ni tampoco puse música, ya que Julie se quedó dormida. Era normal, ya que nos habíamos despertado muy temprano como para ver el atardecer. Ahora ya era una hora más normal para estar fuera.

Tras una hora y media de camino llegamos a mi casa y abrí la puerta.

Por fin llegas. - Escuché desde dentro de mi casa.


Ví la figura de mi madre con los brazos cruzados en la puerta. No me lo podía creer. ¿Para qué habría venido, después de la discusión que tuvimos hacía unos días?

¿Cómo has entrado en mi casa?


Le dije a Alice que necesitaba hablar contigo y fue tan amable de dejarme una llave.


Mierda, se me había olvidado que Alice seguía teniendo las llaves del piso.

No te pensabas que la conversación que tuvimos el otro día se iba a quedar así, ¿no?

¿Lo estoy haciendo bien, Julie?Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu