8. Toma distancia

48 3 5
                                    

Arabella

Sonará horrible lo que voy a decir, lo sé, pero esta medida iba a tomarla enteramente por mi propio bien, y por mi salud mental. Por una vez en la vida, seré egoísta y la peor persona del planeta, pero este día, debo evitar a toda costa estar cerca de Athenea Bigelow.
Fingir que tiene la peste negra será útil, pero creo que es una exageración. Fingir que tiene piojos mejor, no es letal.

Le pedí a Lola que me mantuviera alejada de ella, simplemente le conté que estaba más que ofendida con la pelinegra, cosa que es mentira pero ella no lo sabe, que todo el monólogo a forma de sermón que me dio ayer mientras jugábamos a "Luces y Sonidos" me había abierto los ojos acerca de quién era la profesora en realidad. Cuando mi amiga se proponía algo, no paraba hasta conseguirlo, y si yo le metía en la cabeza que había una persona que me había tratado mal, ella defendería a su mejor amiga a rajatabla.

Pensarán, ¿por qué medidas tan drásticas? Pues, no quería más confusiones de las que ya tenía.
Athenea se había metido en mi cabeza, así como esas canciones que se te pegan y no puedes dejar de cantar. Tenerla cerca me hacía perder el control, no sólo de mi cuerpo, sino también de mis impulsos. Me moriría de verguenza si en uno de mis momentos de "demencia Bigelow" llego a hacer o decir algo estúpido de lo que luego me arrepentiré toda la vida.

—Oye.— Mi morocha amiga agitaba una mano frente a mi rostro para llamarme la atención. Creo que por un momento disocié y mis pensamientos me llevaron a volar por ahí. —Te pregunté si quieres que vayamos a las canchas de esgrima a jugar. Oí que Sophie estuvo practicando todas las vacaciones para presentarse en algún torneo de esgrima del condado...—
Bah, típico de Sophie. Es la denominada "niña malcriada" del salón, sus padres cumplen todos sus caprichos.
En respuesta, ha formado una personalidad en la que cree que todos estamos para complacerla y que la vida le dará todo lo que ella quiera sólo por ser ella. —... y la muy engreída va por la vida alardeando con que es capaz de ganarte hasta con los ojos cerrados. Me gustaría ver que le cierres la boca.— No pude evitar reír antes de llevar mi taza de café a la boca. Todavía seguía medio dormida de la noche anterior, así que necesitaba de algo me levantar un poco.

—Las niñas populares armaron un torneo amistoso para que Sophie pueda mostrar sus nuevas habilidades. Quieren alimentar su ego de víbora, pero yo, personalmente, pagaría un millón de dólares por estar en primera fila cuando le patees su trasero de niña rica.— Todd me enseñaba un papel que estaba circulando por las mesas del comedor, allí estaban escritos los nombres de los que quieran apuntarse al torneo amistoso.

Amistoso hasta que Sophie perdiera y nos prendiera fuego a todos.

—Aquí entre nosotros, creo que te tiene miedo, todos saben que eres la mejor en esgrima. Has logrado vencer al profesor Gregory, Bella. Nadie lo ha podido hacer nunca, bueno, a excepción de Athenea Bigelow.— Sammy lanzó aquel dato curioso que me hizo necesitar oírlo de nuevo. ¿Athenea jugando esgrima? Se ve tan... Anti-deportes que hasta me caería sentada si alguna vez la veo usando un uniforme se esgrima.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?— Le pregunté a la rubia con una intriga superior.

—Ella fue la campeona regional de Virginia del Norte cuando estaba en la escuela. Hay una placa con su nombre en gimnasio, una de las millones colgadas. A veces con Lia solemos ir a leerlas sólo por aburrimiento.— La otra rubia asintió feliz mientras masticaba un bollo suizo con entusiasmo. Luego de terminarlo, se acercó más a la mesa para poder unirse a la conversación.

—Es cierto, el profesor Gregory fue a los nacionales con el equipo de Basketball, quedaron segundos.—

—Pasame la lista Todd, yo también quiero ver qué tan buenas son las nuevas habilidades de Sophie.— Me anoté sin dudarlo y con amabilidad me puse de pie para llevársela otra vez a la pelirroja que se pavoneaba en la mesa de los populares. —Hola Sophie, aquí está la lista.— En cuanto me acerqué, las risas cesaron y se instaló un silencio interesante. Todos dirigieron la mirada a la chica de cabello cobrizo, sabía que así como yo tenía la fama de ser buena en éste deporte, ella la tenía de hablar por demás.

Secretos de una jurisprudencia desdibujadaWhere stories live. Discover now