- Definitivamente Luisita el que está pintando esos dibujos está claro que quiere ponerse en contacto contigo y a lo mejor no te estás volviendo loca. - Empezó diciendo el abogado. - Quizás esos mensajes sí eran para tí... - Mateo agachaba la cabeza avergonzado mientras que Luisita lo miraba sorprendida. - Hubo otro dibujo antes que ese...

  - ¿Qué...? Nunca lo vi.

  - Nunca lo viste porque yo me encargué de que lo borraran para que no te angustiaras. - Mateo iba diciendo lamentando haber engañado a su amiga.

  - ¿Y qué decía ese dibujo? - Le preguntó Luisita con los ojos brillantes esperando su respuesta.

  - No decía nada, sólo era una cita con una puerta que decía bufete, un calendario que marcaba lunes y un reloj que señalaba las 8.00 a.m. - Finalmente le dijo el abogado provocando en Luisita que se le cayeran las lágrimas que había estado aguantando.

  - Ahí tienes la respuesta Mateo, fue la primera vez que Amelia y yo nos vimos después de que saliera de la cárcel cuando la cité aquí para trabajar. - Contestó la abogada rindiéndose por completo.

  - Esto se está volviendo muy peligroso Luisita.

  - Es Amelia, Mateo, yo puedo sentir que es Amelia. - Contestó la abogada sin fuerzas dándose cuenta de que podía ser realidad.

Y era verdad como decía la rubia que era Amelia porque la morena no iba a parar hasta ponerse en contacto con ella y verla de frente pero antes tenía que quitarse el miedo que tenía a tenerla cerca y poder sentirla de nuevo porque aunque llevaban tiempo separadas todavía escuchar su nombre le quemaba con la primera vez que la besó.

  - Soy idiota Laura, la tenía frente de mí y no pude acercarme. - Llegaba Amelia al estudio pegando un portazo con rabia por no poder afrontar sus sentimientos.

  - ¿Se puede saber qué te pasó ahora que vienes como alma que lleva el diablo? - Preguntó la pintora asustada por el portazo que dió sin esperarlo.

  -Luisita vio de nuevo el dibujo que le hice, se quedó parada un rato y yo me moría de ganas por gritarle que estaba a su lado. - Le explicaba a la pintora que ya se había vuelto su confidente con lágrimas en los ojos.

  - ¿Y a qué esperas para tener el valor suficiente de ponerte delante de ella y decirle toda la verdad, ¡eh!? - Laura le aconsejaba siempre queriendo lo mejor para ellas porque desde que la conoció vio el amor que había en sus ojos.

  - Tengo miedo de su rechazo. - Contestó Amelia con dolor.

  - Sabes perfectamente que te va a rechazar porque está dolida pero sólo poniéndote delante de ella y mirándola a los ojos sabrá que todo el amor que sentiste fue verdadero.

  - ¿Y si no quiere escucharme ni verme como yo a ella? - Seguía preguntando Amelia pidiendo consejo.

  - Pues hay que seguir intentándolo, hay que guiarla para que ella misma encuentre la verdad, pero no dejes escapar a la única mujer que has amado porque te vas a arrepentir luego. - Le dijo con toda la honestidad y sinceridad del mundo porque veía como las dos estaban sufriendo.

  - ¿Sabes qué Laura? - Le preguntó Amelia emocionada.

  - Que siempre quise tener una hermana como tú que me diera esos consejos que tanto me faltó. - Respondió finalmente sacando una media sonrisa en la pintora.

  - ¡Pues ya sabes lo que tienes que hacer! Recupera y enamora de nuevo a esa rubia preciosa sólo con tu verdad, diciéndole que la amas como el primer día y que todavía estás enamorada de ella.

  - Espero que no sea demasiado tarde para recuperarla.

  - Nunca es tarde para dejarle hablar al corazón y ése muchacha, siempre encuentra las palabras exactas.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora