18

710 78 108
                                    

En el medio del parque seguían besándose sin importarles la gente que por allí pasaba cuando Amelia soltó un suspiro todavía pegada a su boca.

  - Eres la cura que necesitaba, estoy vacía sin tí vida mía, perdón por ser tan idiota porque casi te pierdo. - Rompió el silencio Amelia con los ojos brillantes.

  - Yo también te pido perdón Amelia, porque no he sabido afrontar la situación cuando estaba delante de toda esa gente que conozco, lo siento si te lastimé porque no era mi intención. - Le respondía Luisita agarrándole las manos.

  - Yo en verdad te amo y te juro que no me importa lo que piensen de nosotras, contigo soy feliz y eres lo más bonito que me ha pasado en la vida, no voy a perderte porque los demás no aprueben nuestra relación. - Le confesaba la rubia desde lo más profundo de su corazón.

  - Tengo que ser valiente y decir la verdad porque desde que te conocí has sido lo más importante para mí.

Amelia ya no sabía cómo guardar sus lágrimas por todo lo que le estaba diciendo su chica pero es que cada vez que la miraba, más se enamoraba de ella y estaba totalmente convencida que por el amor de Luisita, podría afrontar todo lo que viniera de ahora en adelante sin importar quien estuviera de acuerdo.

  - Si supieras cuánto te quiero. - Decía Amelia besando y agarrando sus manos.
  - Has sido un ángel de la guarda para mí y jamás imaginé que algo tan bonito pudiera pasarme cuando llegaste a mi vida, has sido el mejor regalo que he tenido en mucho tiempo y pienso cuidarlo hasta el día que ya no me quieras.

  - Eso es imposible Amelia, porque estoy enamorada de ti, te amo con locura y sueño poder formar una familia contigo si tú me dejas.

  - ¿Lo estás diciendo en serio Luisita? - Decía Amelia emocionada.

  - Nunca hablé tan en serio. - Le dijo besando sus labios nuevamente.

Después de arreglar el malentendido que tuvieron, se sentaron en un banco a disfrutar de la cálida noche que hacía mientras hablaban de la vida que había tenido Amelia y por qué se sentía de esa manera.

  - Ahora que estamos de confesiones, ¿Puedes decirme por qué te pusiste así allí dentro? - Le preguntaba Luisita con cautela para que no se incomodara de nuevo.

  - Ésta mañana cuando llegué a mi casa después del trabajo, hablé con mi madre. - Soltaba Amelia con tristeza.
  - Me dijo que una relación de nosotras dos nunca se vería bien, que siempre existirían las diferencias sociales y que tendríamos muchos problemas. Por eso me puse así Luisita, porque cuando me vi en la galería de arte con toda esa gente rica de la sociedad a la que tú perteneces, me sentí fuera de lugar, que mi madre tenía razón porque toda esa gente tan fina y recatada jamás me vería como tu novia, siempre sería la simple y sencilla mensajera de tu bufete. - Le explicaba la morena cayéndole una lágrima.

  - Amelia no tienes que pensar eso. - Le contestaba la abogada acariciándole la mejilla para secarle la lágrima que se le había caído.

  - Yo te quiero y de eso estoy completamente segura, además que yo no tengo ninguna intención de enamorarme de nadie más que no seas tú. - Le respondía Luisita agarrándole las manos para darle seguridad y mirándola a los ojos.

  - ¿Te he dicho alguna vez que te amo demasiado?

  - No lo recuerdo bien pero tampoco me importaría escucharlo de nuevo. - Decía Luisita guiñándole un ojo y mordiéndose la lengua para provocarla.

  - Eres increíble Luisita, has sido, eres y serás mi más bonita casualidad. - Amelia acabó con la distancia que las separaba y atrapó sus labios a los que tanto deseaba besar.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora