Capitulo 14

120 6 0
                                    



POV PETER

6 meses habían pasado como si el tiempo se detuviera a cada minuto. Dolía, de la peor manera pero no era nada insoportable. ¿Quién dijo que curar era menos doloroso que hacerse la herida?

Pero aquí estaba, con el teléfono en mano y el dedo en la tecla verde para hacer una llamada.

No la había visto -de cerca- en todos estos meses. No había conversado, no me había enterado que era de su vida, ni que era de su dolor. Eso no era parte de la "Terapia" pero cada ciertas semanas no podía evitar espiarla vilmente, era como si mi propio organismo

decidiera por mi y buscara a su razón de existencia solo para verificar su integridad corporal.

Se veía desganada, desmotivada, menos alegre...pero aún así; viva. Suspiré.

Todo este tiempo había meditado, había visto los pro y los contras de absolutamente todo y a ¿que había llegado? A lo inevitable.

De la otra línea mi hermana mayor me contesto algo eufórica, como siempre.

-Peter Thomas Lanzani –saludó - ¿Por qué no me has llamado en 4 meses? ¿ah?-

-No tenía nada que decir – contesté casi rodando los ojos y sonriendo burlonamente.

Sí, ahora podía bromear y sonreír más seguido. Me había desintoxicado de los sentimientos poco honorables.

-Peter, ya casi es navidad y ni siquiera le has confirmado a mamá si vas a festejar en Tandil o aquí, además Gas me ha preguntado porque no lo has llamado desde la semana pasada...ya sabes como es –

Rodee los ojos divertido. Gastón, ese enano consentido.

-Lo sé. Llamaré a casa más tarde y le diré a mamá lo que haré. Pero todo depende...-

-¿De que depende, exactamente? – dijo curiosa pero yo sabía que algo sospechaba.

Euge se había enterado de todo lo que había pasado y era por eso que ya no me hostigaba como antes. Me dejaba ser, por así decirlo, pues sabía que lo necesitaba con urgencia.

Después de todo esa pequeña diablilla que tengo de hermana había contactado a Benjamín ese día...

-¿Aún vives con Lali? – pregunté y algo en mi se removió ante la mención de ese nombre en voz alta. Fue una sensación refrescante y me gustó.

Ya no había nada del dolor que acostumbraba acompañar esas palabras ahora solo era un calor exquisito rodear mis músculos. Esa era la mayor prueba de que estaba listo.

-Nop, pero aún tengo la llave de su departamento – dijo cantarinamente – Nos vemos en 15 minutos en el parque al costado de tu ex departamento. Ahora vivo cerca –

Euge estaba en ese parque donde mi metamorfosis había dado inicio. La noche del nuevo comienzo y de la toma de decisiones importantes.

-No demores – le respondí cerrando mi móvil y lanzándolo al asiento de copiloto de mi querido Volvo.

Había empezado de cero y me había mudado. No lejos, ni tampoco tan cerca.

Simplemente quería algo nuevo...algo así como empezar otra vez, sin venganzas de por medio o rencor inundando las paredes...

Ahora ya no importaban. Había aprendido que los recuerdos se deben quedar donde pertenecen y sacar una lección de ellos.

MiaWhere stories live. Discover now