Capitulo 2

131 8 0
                                    


Las cosas con ella eran maravillosas. No le dijimos a nadie qué estábamos juntos. ¡Sí! realmente lo estábamos y yo era tremendamente feliz. Nos encontrábamos a escondidas en cualquier lugar de la casa, ella venia a mi cuarto y yo iba al suyo.

Aprovechábamos cada descuido de los demás para besarnos, el peligro de ser descubiertos hacia todo más excitante.

Euge y Lali habían decidido quedarse dos semanas más ante la insistencia de mi madre y mis secretas tácticas de convencimiento con Lali. El colegio ya había terminado por lo qué estas dos semanas con ella podrían ser más extensas en lo qué Euge y mis padres lo permitieran. Rogaba qué así fuera porqué cuando estaba en el colegio la extrañaba a montones. Ahora qué por fin le había dicho lo qué sentía, temía qué todo fuera más qué una ilusión y qué algún día llegara a casa y nada fuera real. Qué ella me ignorara o qué una de sus llamadas fuera un novio en la universidad.

Nunca habíamos hablado de eso. Si ella tenía novio o alguien qué la pretendiera. Tampoco me lo había preguntado a mí y es qué yo no tenía a nadie qué me interesara. Había chicas qué me buscaban era cierto, pero yo no las tomaba en cuenta. Menos ahora con semejante diosa a mi lado, era imposible mirar a alguien más.

Poco a poco la duda me fue carcomiendo. Estábamos en mi habitación, eran las 3 de la madrugada y conversábamos como dos amigos de toda la vida.

-Así qué ¿Quién es esa tal Belén? ¿Eh? – me pregunto con tono jocoso, pero sabía qué algo de celos salían a relucir. Belen, era la chica qué me había llamado hoy y Lali había tenido la mala suerte de contestar.

- Alguien del colegio, nadie importante amor –

-¿Nadie importante? Te llama bastante seguido – hizo un puchero bastante lindo qué no aguante y tome con mis dientes atrayéndolo suavemente hacia mí.

- Es una chica qué intenta a toda costa qué salga con ella ¿No es patético? –

-Sí, bastante – dijo mientras la besaba acomodándome sobre ella en mi cama.

-¿Estas celosa? –

-No – puso sus manos en mi nuca y me atrajo hacia ella, demandándome. Yo no era nadie para negarme.

- Mmm... ¿Tienes tú, pretendientes en la universidad? – pregunte como quien no quiere la cosa, sin embargo quería respuestas. Las necesitaba, se avecinaba un nuevo semestre y no podríamos estar tan juntos como lo deseaba. No podría espantar a quienes se acercaran a ella y siempre podría aparecer un mejor candidato qué yo. Más maduro, mayor, más hombre.

Recordé lo qué Euge había dicho un ayer cuando salíamos de compras al supermercado por pedido de Emi madre.

-Espero Lali qué cuando volvamos puedas darle la respuesta a ese tal Benjamín, te juro qué me tiene harta con sus mensajes de texto. ¿Por qué no le diste tu numero y tuviste qué darle el mío?-

Lali se había puesto muy nerviosa ante el comentario de Euge. No me miro durante todo el camino y yo me moría de la curiosidad ¿Benjamín?

-¿Por qué lo preguntas?-

-¿Benjaman? ¿Te suena? – dije separándome un momento de sus labios para mirarla
¿Podía reclamarla como mía cuando lo qué teníamos era secreto y sin nombre?

-Pensé qué lo habías olvidado.- dijo apartándome de su lado y sentándose al borde de la cama.

-¿Por qué te alejas? ¿Es cierto? ¿Estas saliendo con ese tal Benjamín?-

-No estoy saliendo con él, solo nos conocimos antes de qué viniera aquí y bueno...-

La rabia me inundo, no podía retener en mi mente todas las imágenes de ese chico tocándola, besándola y quizás qué otras cosas más. Estaba seguro yo no había sido su primera vez, ¿Acaso habría sido él? Cubrí mi cara con mis manos ahogando el sentimiento errático qué me hacía perder la cabeza. Ella era mayor tenía 21 años, tenía derecho a hacer su vida. No tenía por qué esperarme antes de eso cuando yo no le había confesado lo qué sentía hasta ahora. No tenía porqué sentirme así.

Pero ella me había dicho qué era mía, qué me pertenecía como yo a ella y qué se había enamorado de mí. Lo recuerdo, cuando la hice mía por primera vez lo dijo.

Sentí sus manos retirar las mías y colocarse frente a mí con sus rodillas flexionadas para darse cierta altura sobre mí.

-¡Ey!, mírame – me exigió.

La observe, sus ojos me miraban desde esa pequeña altura. Parecía preocupada y nerviosa. Esto había durado demasiado para ser tan perfecto ¿Verdad? Tarde o temprano tenía qué terminar. Señoras y señores; he aquí mi primer y único corazón roto.

-No estoy saliendo con Benjamín. Solo tuvimos algo pasajero qué ya ha terminado, además él es demasiado insistente. No te voy a negar qué haya salido con otros chicos antes qué tú. –

-Laa – No logre decir nada porque me interrumpió al segundo.

-Quiero que sepas qué ya no me interesa nadie qué no se llame Peter Lanzani- reí ante su declaración -¿Sabes por qué salía con otros chicos? – Negué para responderle – Porqué no podía sacarte de mi cabeza y creía qué con otros podría lograrlo pero ¿Adivina qué? –

-No pudiste. Lo mismo me paso a mí, solo qué yo no llegue a nada con nadie. Tú fuiste mi primera vez Laa-

Desde la altura ella poseyó mis labios con dulzura, enrosco sus dedos en mi cuello y suspiro en mi boca con desesperación. Parecía qué me pedía disculpas con su boca y yo sabía por qué. Yo no había sido el primero en ella, solo quería ser el único de ahora en adelante pero la distancia siempre me dejaba temeroso al respecto.

-Te prometo qué serás el único en mi vida, desde ahora – me aseguro rompiendo el beso.

A pesar de su promesa no podía evitar sentirme con el corazón apretado ¿Habrá amado al chico con el qué se acostó? ¿Él la habrá amado tanto como yo? Imposible.

Seguimos besándonos, yo con más urgencia y necesidad qué antes. Quería qué su promesa fuera cierta y yo lucharía por así hacerlo. Yo también solo era de ella, estaba

MiaWhere stories live. Discover now