Capitulo 7

88 7 0
                                    

POV LALI

Caminaba por los pasillos de la Universidad con total calma y tranquilidad ¿Para qué apurar cuando la hora de la comida recién había empezado? Además después de las vacaciones – hace solo un mes habían terminado - uno nunca esta tan concentrado como debería.

Empezaba un nuevo semestre y con eso también para mí empezaba el primer año de mi magister, recién ahora. Había decidido luego de terminar mi carrera aprovechar el tiempo y perfeccionarme de inmediato, aprovechando también qué me habían ofrecido una plaza para realizar clases como profesor suplente mientras obtenía el post-grado. Era una oferta tentadora, eso me mantendría ocupada y sin tiempo para pensar.

Era lo qué menos quería, porqué siempre mis pensamientos terminaban en él.

Euge, por su parte habiendo terminado ya su carrera. Decidió irse a París a "Inspirarse" según me dijo. Bien sabía yo qué solo lo hizo para estar en la ciudad del amor con su flamante novio.

Euge, Mi incondicional amiga. En las buenas y en las malas...siempre.

Antes de irse a París había decidido pasar unas semanas con su familia en Tandil.

No pude evitar sentir qué mis rodillas flaqueaban y mi respiración se hacía pesada de solo recordar quien vivía allí. O por lo menos de quien había escapado la última vez que estuve allí.

Aún recuerdo cuando recibí su llamado antes de llegar a nuestro departamento, lejos de Tandil.

-¿¡Porqué rayos te fuiste? ¿Paso algo? ¿Está todo bien? Mariana no me asustes...Mi hermano se encerró en su pieza, no me contesta yo...-

-Este todo bien...yo...papá me llamo. Me necesita – mentí. Por teléfono era mucho más fácil engañar a Euge. Pero bueno, ahora era una maestra de la mentira.

No podía derramar más lágrimas, creo que es imposible qué una persona tan común como yo tenga más litros de agua en su organismo como para seguir produciéndolas.

-Pero si aun queda una semana...-

-No importa Euge, por favor perdóname por no avisarte. Despídeme de tus padres y de...- trague pesado y dolorosamente –Y de Peter, por favor.- costo demasiado pronunciar su nombre sin recordar sus beso y sus palabras.

Después de eso, le conté una historia lo bastante creíble para qué no siguiera con su interrogatorio. No lo necesitaba.

Así a la semana siguiente me había enterado qué él se comportaba como un zombi -según la descripción de Euge – me torturaba todas las semanas escuchando a mi amiga relatarme como estaba su hermano y lo preocupaba qué estaba por él.

No comía, no salía, no vivía. Se comportaba como alguien qué no era él, su esencia se había perdido y yo era la culpable. Estaba muriendo casi tan lento como yo... agonizaba con cada mención suya.

Yo... soy una m¡erda.

Un día cuando no aguante más y me levante para no seguir escuchando a Euge hablándome de él. Ella me intercepto, me tomo de los hombros y me zarandeo llamando mi atención. Euge nunca fue agresiva pero ahora parece qué la situación la había superado.

-¡Id¡otas! ¡Ambos! ¿Qué m¡erda pasó para qué no se siguieran viendo? –

-¿De qué hablas? – la mire confusa. Pues en ese instante no entendía su actitud.

-Hablo de la relación qué tenías con mi hermano. Lo sabía, no me mires tan horrorizada. Siempre lo supe. Qué tú estabas enamorada de él y más aun qué mi hermano se moría por ti-

-Euge –

-Era obvio saberlo ¡Si eres un libro abierto! Ambos ¡Ambos se veían tan felices esas semanas! Pero un día te vas, me inventas quizás qué barbaridades y lo dejas destrozado.
¡He intentado qué abras los ojos Lali! qué veas qué él te ama. Te necesita y tú a él ¿Qué pasó? –

Otra vez las lagrimas. Es qué Euge no entendía qué lo hice por él, siempre por él. Qué el maldito de Benjamín me había orillado a hacerlo.

Se lo conté mientras me afirmaba de lo qué estuviera a mi alcance para no derrumbarme. Ella solo se limito a escuchar y al final solo me miro reprobatoriamente.

-¿Crees qué no lo hubiéramos aceptado? ¿Crees qué mi familia es así? ¡No puedes ser más estúp¡da, Como dejaste qué ese! ¡ARG! - me miraba ofendida. No me ofendió su comentario, sabía qué tenía toda la razón. Por primera vez el miedo se trasformó en pánico por haber elegido diferente.

-Tenía miedo y le rompí el corazón Euge... ya no hay vuelta atrás- le dije sollozando. Después de 2 años ya no había vuelta atrás y Euge ya no quiso refutar el hecho.
Lo había perdido y todo era mi culpa no merecía ninguna redención de nadie.

MiaWhere stories live. Discover now