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Hablar de Enzo siempre me hace sonreír. Es como si el simple recuerdo de él encendiera una chispa de alegría en mi corazón. Nuestra historia comenzó de una manera tan inesperada, pero a la vez tan mágica, que a veces me cuesta creer que todo fue real.
Todo empezó en aquel café de Nueva York, donde trabajaba como barista. Estaba detrás del mostrador, preparando café y atendiendo a los clientes como de costumbre, cuando entró él. Su presencia era imposible de ignorar: alto, con una sonrisa encantadora y unos ojos que parecían reflejar un universo entero.
― ¡Hola! ¿Qué puedo servirte hoy? ―, recuerdo haber dicho con una sonrisa nerviosa, intentando ocultar lo impresionada que estaba por su presencia.
Él devolvió mi sonrisa y pidió un café espresso. Mientras preparaba su pedido, nuestras miradas se encontraron varias veces, como si estuviéramos tratando de leer los pensamientos del otro.
―¿Eres de por aquí? ―, me preguntó, rompiendo el silencio de una manera tan natural que me sentí instantáneamente cómoda con él.
― No, soy de Uruguay. Trabajo aquí mientras estudio ―, respondí, tratando de no tartamudear demasiado.
―Con razón sos tan linda, yo también soy uruguayo. Estoy aquí por un proyecto ― me dijo con una sonrisa cálida.
La sorpresa y la emoción inundaron mis pensamientos. Enzo era también uruguayo, una conexión aún más profunda se creaba entre nosotros en ese instante.
La conversación tomó un tono más ligero y juguetón a medida que hablábamos sobre nuestras raíces compartidas y nuestras experiencias en la gran ciudad. Enzo tenía una manera encantadora de hacerme reír con sus bromas y comentarios ingeniosos, y no pude evitar sentirme atraída por su carisma y su encanto natural.
― Debo decir que este es el mejor espresso que he probado en mucho tiempo ― dijo con una sonrisa traviesa mientras saboreaba su café.
―Gracias, me alegra que te guste. Pero ten cuidado, podrías terminar volviéndote adicto ― respondí con una risa, jugando con él.
― Creo que ya estoy enganchado ― dijo, guiñandome un ojo de manera coqueta.
Nuestros corazones parecían bailar al ritmo de nuestras risas y conversaciones. Cada momento que pasábamos juntos se volvía más precioso, como si estuviéramos compartiendo un secreto especial en medio del bullicio de la ciudad.
Sus ojos brillaban con sinceridad y su sonrisa era contagiosa. Nos sumergimos en conversaciones interminables, compartiendo risas, sueños y pequeños fragmentos de nuestras vidas. Cada día que pasaba, esperaba ansiosamente su visita al café, como si fuera el rayo de sol que iluminaba mis mañanas.
Pero entonces, un día, Enzo desapareció sin previo aviso. Sentí un vacío inmenso en mi pecho, una confusión abrumadora que me consumía. ¿Dónde había ido? ¿Por qué se había ido sin decir una palabra? Me quedé con la incertidumbre y el dolor de su ausencia.
Fue entonces cuando descubrí la verdad. Enzo era un actor, el actor del momento. Su repentina partida tenía sentido ahora que entendía su mundo. Pero aun así, no pude evitar sentirme abandonada, como si nuestra conexión no hubiera significado nada para él.
Decidí seguirlo en Instagram, un acto impulsivo lleno de esperanza y deseo de entender. Y para mi sorpresa, él me devolvió el seguimiento.
Enzo Vogrincic
―Lamento haber desaparecido así, te recompensaré cuando nos volvamos a ver
Ana :)
― No hay problema, ¿Así que habrá una próxima vez?
Enzo Vogrincic
―No lo dudes ni un segundo, Ana
A partir de ese momento, comenzamos un romance a distancia, compartiendo nuestras vidas a través de mensajes y fotos. Cada "me gusta", cada comentario, se convirtió en un pequeño rayo de luz que nos unía a pesar de la distancia. Aunque físicamente estábamos separados por kilómetros de distancia, nuestros corazones estaban más cerca que nunca.
-mar
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NOTA DE LA AUTORA!
Hola! Paso para decirles que, ¡Hoy es mi cumpleaños! Es por eso que decidí subir tres one shots con mis tres actores favoritos del cast, espero les gusten mucho.
El mejor regalo ha sido ver todo el apoyo que le dan a mis creaciones, enserio muchas gracias a todos y todas los lectores.
