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Recuerdo aquel día como si fuera ayer, aunque han pasado ya varios años desde entonces. Era el día de mi boda con Ollie, el hombre al que amo con todo mi ser. Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa que jamás olvidaré.
Todo estaba listo para la ceremonia, el ambiente rebosaba de emoción y felicidad. Mis amigos y familiares se habían reunido para celebrar nuestro amor. Pero en medio de la alegría, una sombra del pasado apareció de repente.
Esteban, mi antiguo amor, aquel con quien compartí cinco años de mi vida, se presentó afuera del hotel donde estábamos a punto de contraer matrimonio.
Su presencia me dejó sin aliento, como si el tiempo se hubiera detenido y nos hubiera transportado de vuelta a esos días en los que éramos inseparables.
― Esteban...― murmuré su nombre con un nudo en la garganta, incapaz de ocultar la sorpresa en mi voz.
Él me miró con ojos llenos de una mezcla de emociones difíciles de descifrar. Podía ver el dolor en su mirada, pero también una chispa de esperanza, como si creyera que aún podía cambiar el rumbo de las cosas.
―Fer, todavía te amo como no tienes idea ― dijo con voz temblorosa, sus palabras resonando en el aire entre nosotros. ― No te cases, por favor. Podemos arreglar las cosas, podemos volver a ser lo que éramos
Su declaración me dejó sin aliento. Recordé los momentos compartidos, los sueños tejidos juntos, y sentí cómo mi corazón se dividía en dos direcciones opuestas. Por un lado, estaba el amor que aún sentía por Esteban, un amor que había sido parte de mi vida durante tanto tiempo. Por otro, estaba la promesa de un nuevo comienzo con Ollie, un hombre que había llegado a mi vida cuando menos lo esperaba, trayendo consigo una luz que nunca había conocido antes.
―Esteban, lo siento ― dije con voz entrecortada, luchando por encontrar las palabras adecuadas. ― Lo que tuvimos... fue hermoso, pero ya no somos los mismos. He encontrado algo especial con Ollie, algo que nunca creí posible
Las lágrimas amenazaban con desbordarse mientras nuestras miradas se encontraban en un silencio cargado de emociones. Podía ver el dolor en sus ojos, la lucha interna que lo consumía mientras intentaba aferrarse a lo que una vez fue nuestro.
―Por favor, Fer ― suplicó, extendiendo una mano hacia mí como si pudiera detener el tiempo mismo. ― No cometas un error que lamentarás por el resto de tu vida. No te cases con él
Sus palabras resonaron en mi mente, golpeando con fuerza las paredes que había construido alrededor de mi corazón. Pero sabía que tenía que ser fuerte, que tenía que seguir adelante con la decisión que había tomado.
―Lo siento ―, susurré con voz temblorosa, sabiendo que mis palabras le causarían un dolor que ni siquiera podía imaginar.― Te deseo lo mejor, de verdad lo hago. Pero mi lugar está con Ollie ahora
Y con eso, me alejé lentamente, dejando atrás un amor que alguna vez fue mi todo, pero que ahora era solo un recuerdo doloroso. Mientras caminaba hacia el altar, una parte de mí seguía pensando en Esteban, preguntándome si alguna vez lograría encontrar la paz que tanto anhelaba. Pero también sabía que, en ese momento, mi lugar estaba junto a Ollie, listo para comenzar un nuevo capítulo en nuestras vidas juntos.
