felipe otaño.

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Laureana & Pipe



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Dios mío me sentía demasiado culpable cuando aquellos profundos sentimientos llenaron mi corazón como lo habían estado haciendo los últimos meses. Sabía que pensar así iba a ser mi perdición, pero lo que más me molestaba era que no me importaba, en lo absoluto.

Felipe era mi mejor amigo desde que nuestros padres nos presentaron en una fiesta de negocios, nos dimos cuenta que íbamos a la misma preparatoria y el resto es historia. Éramos inseparables, incluso entramos a la misma universidad para poder estar más tiempo juntos.

Hasta qué ¡Pum!, Pipe quedó seleccionado para participar en una película, estaba demasiado orgullosa de él, a pesar que las grabaciones serían mayormente en España y nos tendríamos que separar.

En ese momento no le tome importancia, era lo que él siempre había soñado y yo no me interpondría en eso. Pero a medida que los días iban pasando, me di cuenta que su ausencia me dolía.

― Pronto estaré ahí contigo y te invitaré a todos nuestros lugares favoritos de Argentina ―

― Ansío que la película se estrene y así poderte llevar conmigo a la premiere, seguro lucirás hermosa ―

― Todo aquí te encantaría, eso hace que piense aún más en ti ―

Esas frases eran las que más me repetía cada que hablábamos por videollamada, al igual que eran las palabras que hacían que mi corazón latiera eufóricamente. No era secreto que Pipe era un chico demasiado atractivo, pero no me podía gustar, era mi mejor amigo.

Básicamente viví en negación todos esos meses que él estuvo fuera, estaba convencida que solamente era el hecho de que lo extrañaba el que me hacía sentirme de esta manera. Pero fue cuando lo fuí a recibir al aeropuerto que me di cuenta que solo me estaba engañando a mi misma.

Me encontraba en la gran puerta de cristal que recibía a las llegadas internacionales en el aeropuerto, tenía un ramo de margaritas en la mano ansiando ver a mi mejor amigo cruzar aquella puerta.

Al cabo de unos minutos lo vi cruzar el cristal, les juró que mi mandíbula casi cae al suelo cuando me di cuenta que estaba más atractivo que antes, vestía unos pants grises con una deportiva negra y una gorra del mismo color pero puesta atrás. Se veía ridículamente bien.

A su lado lo acompañaban un montón de chicos más, supuse que eran sus compañeros de película pues venían todos con una sonrisa en el rostro.

― ¡Laureana! ― nuestras miradas conectaron por primera vez después de mucho tiempo, el vino casi corriendo hacía mi y me levanto del suelo en cuanto estuvo lo suficientemente cerca.

Me dió vueltas en el aire y yo solo pude reír con nerviosismo por la cercanía de nuestros cuerpos. Cuando finalmente me bajo, plantó un suave beso en mis labios ¿Pero que mierda estaba ocurriendo? Lo hizo con tanta naturalidad que no me tardé demasiado en corresponderle, a pesar que tenía un montón de preguntas en mi mente.

Los chicos que venían con él comenzaron a hacer sonidos de ambulancia detrás nuestro, causando que nos separáramos.

― Dale Pipe, con que esta es la piba de la que tanto hablas ― miré a mi amigo con confusión y pude notar que su cara estaba hecha un tomate, por otro lado juré que todos los presentes podías oír mi corazón latir con desenfreno

― Pero que mal educado que soy, me llamo Matías ― el chico que habló anteriormente me extendió su mano para estrecharla y lo hice gustosa

― Laureana, mucho gusto ― todos los demás chicos comenzaron a presentarse pero siendo muy honesta no recuerdo muy bien sus nombres, eran demasiados

Después de un rato charlando, todos nos dividimos en nuestros propios caminos, cada quien se fue con su familia y Felipe y yo nos encaminamos a mi auto.

― ¿Qué fue eso? ― por fin me atreví a preguntarle acerca de lo ocurrido cuando llegó pero el solo me miró un falsa confusión, por supuesto que sabía de lo que hablaba

― No se de que hablas ― evitó mi mirada al comenzar a subir sus valijas al baúl pero era evidente sus nerviosismo

Suspiré con desesperación ― Sabes muy bien de lo que hablo, Felipe

Él soltó un largo suspiro, probablemente estaba acomodando todas las ideas en su cabeza o tal vez simplemente estaba pensando en una mentira. No lo sabía, pero lo que sí sabía es que necesitaba respuestas ya.

― Mira, tú me gustas, me gustas demasiado ¿Ok? ― no esperaba eso, de todas las cosas que me pudo haber dicho esa era última en mi lista ― Y no se porque les dije que eras mi novia, que tenía a la mina más hermosa de Argentina

Mi reacción no fue lo que él esperaba, así como su confesión no era lo que yo esperaba. Solo nos estábamos mirando directamente a los ojos, nos estábamos diciendo más de mil palabras pese a que la tensión en el aire era evidente.

Sin decir más él se lanzó a besarme, sin siquiera decir una palabra. Fue algo que le salió del corazón, y yo era algo que también anhelaba que volviera a suceder.

Una vez nos separamos, él junto su frente con la mía y nos volvimos a mirar ― También me gustas Pipe, mucho

― Lo sé Laureana, siempre lo supe

Aquí fue cuando supe que estaba destinada a estar con el, que él era la media naranja de la que siempre me contaban cuando era niña, era él, lo que siempre había estado buscando.

















-mar

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