Lucifer confundió a Alastor con Lilith.
Y ahora Alastor va a tener un hijo del que quiere deshacerse.
(Todos los eventos ocurren después del último episodio de la primera temporada)
Créditos de la portada para mí querida: "Kukaloca" te salió estupe...
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Alastor miró de cerca la cuna donde yacía la cosa.
Clauneck parecía más activo que en días anteriores. Sus enormes y curiosos ojos rojos observaban todo a su alrededor.Las manitas de movían en busca de a descubrir un mundo lleno de cosas nuevas e interesantes. las mejillas sonrosadas de un sentimiento inusual que podía relacionar con entusiasmo se hinchaban cada vez que emitía sus típicos gorgoteos que siempre terminaban con su carita con algo de babá.
Él puso los ojos en blanco. Limpiar la cara del infante con un palo y luego quemarlo entre sus manos. Algo que había provocado un sonido parecido a una risa en Clauneck.
Definitivamente no entendió la cosa.
Lo único que sí entendió fue que, para su desgracia, éste pareció adoptar más genes del Rey del infierno a medida que pasaba el tiempo.Y se había dado cuenta de esto cuando saco al infante del ritual de cambio para ver su verdadera forma: el cabello todavía era rubio y parecía destinado a tomar la misma forma que el del Magne mayor, excepto por esos tres mechones rojos únicos que sobresalían.. Su piel extremadamente pálida había adquirido esos característicos rubores circulares en sus mejillas. Sus ojos todavía estaban rojos pero con la peculiar línea vertical en ellos y ahora, pequeños cuernos crecían a cada lado de su cabeza,casi imperceptibles a la vista de cualquiera que no fuera lo suficientemente detallado como para notarlos de un vistazo.
Suspiró profundamente,estableciendo el ritual nuevamente. Nuevamente la cosa tenía la piel tan pálida como un lienzo en blanco, Cabello azabache sin ningún indicio de posibles cuernos y ojos rojos normales. Sin embargo, tuvo que admitir que ese pequeño esfuerzo le había provocado otra punzada de dolor en la maldita herida del pecho.
Ignorando al bebé, se acercó al espejo para comprobar molestamente su estado. Las costuras habían vuelto a ceder y la sangre amenazaba con salir a medida que avanzaban las pulsaciones.
Maldita sea. No podía salir en ese estado pero tampoco podía dejar pasar la oportunidad de participar nuevamente en otra de las reuniones de los señores supremos, y menos cuando había estado ausente de ellas por bastante tiempo.
