CAPITULO V OBEDECE A TUS INSTINTOS MIENTRAS PUEDAS

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-      Buena noche Coronel, mi nombre es Sergio Milán.

-      Mucho gusto, Rolando Arriola para servirle, en que puedo ayudarle

-      Pues creo que soy yo quien le ayudará a usted

-      Jaja Cómo ha dicho, no le comprendo, pase a la sala y me explica mejor

-      Gracias

-      Una copa de vino? O gusta un habano caballero

-      Ambas cosas, gracias

-      Sírvase

-      Gracias

-      Ahora cuénteme en que le puedo ayudar, o más bien en que puede usted ayudarme.

-      Seré directo

-      Se lo agradecería ya que tengo poco tiempo

-      Claro, entiendo, pues verá usted, desde la fiesta de quince años de su hija Minerva nos frecuentamos,  diariamente en la quebrada del río, es mi mujer y está esperando un hijo mío.

-      Cómo ha dicho???? Esto debe ser una broma de muy mal gusto joven, y no estoy para ese tipo de juegos, me encuentro muy ocupado, cómo le voy a creer que tiene una relación con mi hija, Minerva es una niña decente, es más ni siquiera lo recuerdo en esa fiesta, todos mis invitados eran amigos cercanos.

-      Pues para serle honesto Coronel, ese día llegue de España, escape de mi país por que fui acusado de fraude, estafa y algunas otras cosas, averigüé quien era la mejor familia de esta región y sin problema alguno me acerque a su hija, quien se encuentra muy enamorada de mí, y pues como le decía espera un hijo mío.

-      No no, usted me está mintiendo, todo esto es una gran mentira, quiere chantajearme cierto, eso quiere, salga de mi casa inmediatamente o le juro que aquí mismo lo matare por invadir mi propiedad.

-      Jaja no señor, usted no hará eso, afuera hay dos caballeros esperándome y si usted me hace daño se sabrá todo, además no creo quiera romperle el corazón a su hija, la linda Minerva cree que soy su socio en la vinícola, además que soy un empresario, que la amo y que he venido a pedir su mano.

-      Haber maldito timador que es lo que usted quiere, a que ha venido, en el supuesto de que todo lo que me ha dicho es cierto, que quiere de mí.

-      Pues verá usted, yo deseo casarme con Minerva, para salvar digamos su honra, que nadie sepa que la pobre se entregó sin estar casada a un defraudador como yo, bien puedo irme lejos claro con una muy buena cantidad de dinero por mantener mi boca cerrada, pero preferiría casarme con su hija y que esto nunca se llegue a saber.

-      Mire maldito chantajista, lárguese de mi propiedad en este instante, si no le puedo jurar que me encargare de matarlo, a usted y a quienes vengan en compañía y su muerte pasará sin siquiera saberse que existieron.

EL ALMA QUE ACOMPAÑA A LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora