High School DxD: El Fénix de la Conquista.

Capítulo 14: Entrenamiento.

— Y pensar que sin saberlo mi pequeño se está convirtiendo en un mujeriego. Es tal como su padre. - Pensó Kushina mientras recuerdos del pasado la invadían.

Cuantas fueron las veces en las que tuvo que pelear contra demonias que iban detrás de su Minato. Más de una fueron a parar al hospital Sitri con alguna articulación destrozada en un intento de acercarse a él.

— Kushina-sama he traído comida. - Dijo Akeno volviéndose hacia ella.

Kushina sonrió ante el gesto de la niña y luego como si recordara algo preguntó.

— Tengo entendido que estás interesada en usar magia. ¿Cierto?

— Así es. Algún día espero llegar a ser tan guay como Riley. La destreza que mostró hace un tiempo mientras usaba distintos tipos de magia es increíble. - Dijo Akeno extasiada al recordar cómo Riley hacia parecer el uso de la magia como algo simple.

— Ya veo... - Respondió Kushina mientras pensaba en algunas cosas.

Como tal ella no era muy buena en el uso de la magia por lo que esa habilidad debía atribuírsele al lado de su padre. No es que no pudiera usar magia, su control mágico estaba al nivel de un mago avanzado, aún así prefería resolver las cosas con el filo de su lanza.

— ¿Qué les parece si luego de comer las ayudó a ambas a entrenar? - Dijo observando las reacciones de ambas chicas.

Ambas la miraron de forma interrogante. Sin dudas no esperaban tal proposición. Pero a pesar de todo asintieron ya que sentían curiosidad por el tipo de entrenamiento que tenía para ambas.

Kushina quería preparar a las chicas para que en un futuro no tuvieran problemas. Ellas eran seres especiales para su pequeño por lo cuál debían ser fuertes para estar a su lado.

Tiempo después...

Ambas chicas hacían de apoyo de Kushina quien se sentía impotente y frustrada ante lo débil que se había hecho. El solo hecho de dar un paso de había convertido en la hazaña del día.

Akeno abrió la puerta de donde le indicaron y continuó sirviendo de apoyo.

— Muchas gracias, niñas. Pueden dejarme allí. - Señaló con su dedo un espacio del pasillo en donde habían unos cojines situados.

Ambas la ayudaron a sentarse de forma que se sintiera cómoda.

— ¿Por qué estamos aquí? Nya~. - Preguntó Kuroka observando el lugar. Se encontraban en el patio del lado oeste de la casa.

— Pequeña Akeno, a pesar de que mi control de la magia es poco es varias veces más avanzado que el tuyo. Así que te entrenare hasta donde mis conocimientos me lo permitan. Lo mismo va para ti - Dijo mirando a Kuroka.

Ambas niñas se miraron por unos instantes antes de volverse hacia Kushina.

— Bien, este será el primer entrenamiento que deben superar. - Dijo mientras hacía aparecer un círculo mágico en la palma de su mano.

De la nada en el cielo apareció una diana flotante.

— Quiero que lances un hechizo que acierte en la diana.

Akeno se sorprendió ya que el ejercicio era demasiado fácil.

Haciendo aparecer un círculo mágico Akeno lanzó una bola de fuego que impactó contra la diana.

Kushina solo observó con una expresión neutra. Haciendo un gesto con su mano la cantidad de dianas aumentó a cinco.

— Intenta golpear las cinco al mismo tiempo.