Primero asesina a su hermano, después le arrebata el puesto de Hokage y luego la oportunidad de ser feliz con la mujer que siempre amó, Madara tenía al menos tres razones para querer matar a Tobirama.
- Vas a tener que hacerlo tú. -Yumi comenzaba a arrastrar las palabras, apenas Tobirama la dejó en el piso comenzó a desabrocharse la camisa- Yo intentaré regenerarme, cómo me enseñó tu hermano, pero no estoy segura de poder terminar.
- ¿Es necesario qué te quites la blusa? -preguntó Tobirama.
- Me atacaron con veneno, si no muero desangrada, será envenenada. -cada vez había más espacio entre sus palabras- En mi mochila encontrarás lo necesario. -con mucho esfuerzo logró quitarse la camisa, Tobirama tomó las cosas que necesitaba y tragó saliva- No seas ridículo, si me dices que no has visto a ninguna mujer en sostén no te voy a creer nada.
- Pues no, aunque no lo creas no lo he hecho. -se acercó a ella y comenzó a susuturar la herida, Yumi hizo los sellos que ya había visto hacer a Hashirama- No es eso, es que me da miedo que te pase algo.
- Voy a, voy a estar bien. -cerró los ojos y sus manos se soltaron.
Tobirama siguió cociendo su piel, ya no estaba sangrando. Inoyumi lo había logrado, y estando lejos agradeció mentalmente a su hermano, porque sin esa técnica habría muerto. Volvió a mirarla cuándo por fin terminó, su respiración era lenta pero estaba viva y eso contaba mucho. De esa misma mochila sacó uno de los paquetes de vendas que llevaba y la vendó por el abdomen.
No mentía cuándo decía que no había visto a ninguna mujer. Y que la primera fuera ella, le revolvió todo. Se quitó el abrigo que siempre cargaba debajo de la armadura y la cubrió con él. Pensó en algo que Inojin le había dicho hace poco.
"¿Y si la guerra no termina?, ¿y si nunca tenemos una vida tranquila?, ¿y si mañana matan a mi hermana en el campo? ¿Piensas esconder lo qué sientes toda la vida?"
Hoy, Inoyumi había estado a un paso de la muerte para protegerlo, y él siempre decía que cuando la guerra acabara le hablaría sobre sus sentimientos a ella y al líder de el Clan Yamanaka, porque si era correspondido esperaba poder casarse cuanto antes. Tal vez Inojin tenía razón, no podía quedarse toda la vida a esperar.
Intentó ponerse de pie, pero entre la euforia del momento, los nervios y su atención puesta en poner a salvo a Yumi ni siquiera notó lo mucho que le dolía la pierna, no podía ponerse de pie, su pantorrilla estaba roja y la ninja médico que la acompañaba estaba totalmente inconsciente.
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Cuándo al fin despertó, el abdomen le dolía infernalmente. Con mucho cuidado se sentó y se quitó el abrigo que la tapaba, las vendas estaban limpias.
- Por un momento creí que estabas muerta. -habló Tobirama con los ojos cerrados- Comenzabas a preocuparme.
- ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
- Un día. -suspiró y le lanzó la bolsita con píldoras de alimento.
- ¿Un día? Demonios. Tenemos que irnos, ¿por qué no saliste a buscar ayuda?