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—Espero que funcione—susurró la rubia tomando los lentes en su mano después de escuchar unos gritos a la distancia, los reconocía, eran ellos, después de escapar de los campos de Asfódelos y del perro, Chris había comenzado rendirse en encontrarlos pero no fue hasta ahora que lo hizo.
Incluso si eran ellos gritando.
—Deimós Doryphorós—recitó al aire para que ahora los oscuros lentes se transformaran en una hermosa y ligera espada negra, justo como la de Percy, pero diferente al mismo tiempo.
Bendito Ares, y ella solía fastidiarle solo por sus hijos.
—Reciste un poco, Grover—Escuchó al acercarse corriendo y al borde de un abismo, Chris visualizo ahora como el único semidios sostenía al satiro de la mano para evitar que no cayera al agujero a pocos metros.
Podían llamarla loca, pero cuando se trataba de sus amigos o Percy, no pensaba y solo se arriesgaba, de eso se trataba el amor ¿no?
—¿Chris?—Soltó un adolorido rubio de rizos cuando sintió otro cuerpo deslizarse por la arena hasta quedar a cerca de las patas de Grover—¿Chris?
Con una mano en la nueva espada encajada en la arena y otra extendida hacia las pezuñas del satiro, Chris logró quitarle el primer par de zapatillas rojas a Grover con dificultad y justo cuando estaba por hacer lo mismo con la otra, ambas zapatillas salieron volando al agujero sin más.
Raro.
—¿Jamás te cansarás de que te salve, anguila?—cuestionó una agitada Chris cuando por fin estuvieron fuera de peligro y casi al borde de caer en esa bajada de arena al abismo.
—¡Chris!—gritó emocionado el rubio tratando de levantarse tontamente para darle un abrazo a la chica pero antes que pudiese hacerlo un gran peso en su mochila hizo que cayera de espaldas a la arena, provocando un extraño sonido.
—También me alegra verlos, chicos—Admitió de manera confundida moviendo sacando la espada de la arena para que esta se transformara de nuevo en lentes, Chris volvió su mirada a Grover intentando verificar que habían escuchado lo mismo.
¿Así fue?
—¿Qué fue eso?—preguntó Underwood después de un largo tiempo mientras Percy se acomodaba mejor para quitarse la mochila de la espalda, ya tendría tiempo suficiente para abrazar a su novia, y luego para hablar sobre todo lo que había pasado.
Oh, no.
Chris dejó de respirar al ver un objeto dorado ser sacado de la mochila por Percy, no podía ser posible, se negaba a creerlo.
—¿Es él...?
—No—Dijeron al mismo tiempo Grover y Chris, elegían creer que no lo era, eso no los convertiría en personas delirantes pero simplemente no quería aferrarse a la realidad.
