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Nadie les había dicho que la cruzada sería fácil y de todas formas no tendría por que serlo, era semidioses, eso era un pequeña preparación a todo los que les esperaba más adelante.
Después de escapar del tren y tratar de perder el rastro de Equidna y su extraño monstruo, los tres niños habían seguido a Annabeth sin titubear hacia el santuario de su madre en St. Louis.
—¿Estamos a salvo aquí?—Preguntó Grover hacia la de trenzas en un tono cansado, no le gustaba ese lugar, ver los restos de animales fosilizados le perturbaba y enojaba.
Chris aprovechó que la atención se centró en su mejor amiga para mirar a Percy con preocupación, no lucía tan bien como antes, su piel estaba más lechosa y sus ojos un poco cansados, tenía miedo por el aguijón que había encontrado en su brazo cuando la protegió.
No debió hacerlo.
No sabía por qué lo había hecho y aunque estaba agradecida, también estaba molesta, se le hacía bastante difícil seguir enojada e indignada con él cuando trataba de protegerla cuando podía, primero en el jardín de Medusa y ahora en el tren, la cuenta seguía creciendo y ella sabía que en algún momento tendría que saldarla, no dejaría que la pequeña Anguila la tomara como una damisela en apuros.
No le daría la razón de pensar que traerla allí fue un error.
—Los monstruos nos pueden entrar. Ni si quiera Equidna—Aseguró Chase sin duda, su madre los protegería ante el peligro
—Estamos a salvo
—Bueno, como nuestro tren explotó veré si puedo conseguir boletos para otro—Comentó sereno Grover tratando de esconder su evidente molestia después de ver un cartel donde los humanos casaban a un buey—No podemos quedarnos aquí por siempre, que seamos presas no significa que estemos indefensos.
—Iré con él—Susurró la castaña hacia los mestizos bajando la mirada sin notar que Percy tenía clavada su vista en ella.
Como siempre lo hacía pero estaba vez era diferente, quería saber lo que sentía, no deseaba que se culpara por su decisión.
Él eligió eso, no ella.
Lo volvería hacer si eso significaba que Chris estaría bien.
Sin embargo la chica solo siguió al sátiro que se había alejado bastante para ese punto.
Percy frunció el ceño al ver como la niña se alejaba de ellos sin mirarlo, creía que Annabeth los dejaría solos y que ese sería su momento de hablar después que le gritara mientras corrían por sus vidas hace menos de media hora.
Admitía que fue bastante gracioso y al mismo tiempo perturbador ver el cambio de actitud que tuvo Chris con él cuando se dio cuenta que una espina del monstruo se había insertado en él pero sabía que si tuviese que pasar por ese mismo dolor una y otra vez para que nada malo le pasara a ella, lo haría.
